27 de enero de 2005

Cayó Quien Cayó

Esta noche estoy flipando con la tele. Nunca pensé que vería esto en vida: contraprograman con televisión de calidad. No es una ironía.
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En la Primera, "Urgencias" a las diez. Algo inaudito, vamos. Pero lo extraño viene con la medianoche: Punset en La2, Buenafuente en A3, en Telemadrid un programa de información como los que hacen a estas horas en la radio pero menos politizado, lo cual a ratos se agradece, y en Tele5... en Tele5 está Sardá con un amplio muestrario de deficientes mentales. En fin.

El caso es que termina "Urgencias" y veo por primera vez el programa del Gran Wyoming. Lo primero que advierto es que el decorado es toda una idea. Que se sepa o no a qué viene parece irrelevante: el decorado mola y no hay duda de ello. La segunda cosa de la que me doy cuenta es que Wyoming ha dejado de ser grande. El monólogo de entrada es soso, mecánico, la repetición estandarizada de un hallazgo norteamericano. La única diferencia es que allí saben escribir monólogos.

Curiosamente, el Mediano Wyoming empieza hablando de George Bush. Nada en contra. Hay pocas minas de chistes como ésa, comprendido, y uno siempre ha de tener el derecho a hablar de su Presidente, comprendido. La sensación rara viene cuando dos minutos después lo pienso y llego a la conclusión de que sabía que iba a hablar de Bush y de la guerra de Irak antes de que lo hiciese. Y no me gusta esa sensación.

Hoy viene Dustin Hoffman, el primer entrevistado interesante de TVE1 en los últimos 8 años. Sigo viendo el programa, a la espera. Primer invitado: Joaquín Sabina. Un poeta. Un clásico. De la izquierda. Que cada vez canta menos y habla más. Y no estoy seguro de que me interese lo que tenga que decirme. Paciencia. Sigo. Toso. Me hago un té. Sketch, o algo. Voz en off de Juanjo de la Iglesia, a quien en su interior casi puedo escuchar cagándose en el PP por haberle arrebatado su CQC, las tres únicas siglas que asocia desde entonces con la dignidad profesional. Al menos hasta mañana, cuando re-estrenen ese Caiga Quien Caiga predeciblemente sucedáneo. Si lo presenta Manel Fuentes me temo que sólo puede ser así.

Siguiente. Pepín Tré. Un tipo sin la más puta gracia que se cree que lo que dice es ingenioso y encima con fondo. Con mensaje. Mensajes. Donde Sardá tiene los SMS para bakalas, Wyoming me coloca a este vividor del cuento. Del PCE de toda la vida, seguro.

Dustin Hoffman. Un crack. Me imagino la típica entrevista de presentador suspenso en inglés haciéndose el gracioso delante del invitado, que se pregunta por qué tiene que aguantar eso, por mucho que le pague la Dreamworks. Pero no. Wyoming aún no ha caído tanto, y la entrevista parece llevar un rumbo digno. Primera pregunta: George Bush. Pfff. Cambio de canal a mala hostia, pero me doy cuenta de que estoy haciendo el tonto y vuelvo a la Primera. Veo la entrevista mientras rumio este post. Hoffman es un fiera, y dice alguna cosa interesante. Eso también era previsible. El caso es que la entrevista la cortan de un hachazo, y a otra cosa.

Me paso a Buenafuente un minuto. Hay uno con orejas postizas haciendo el capullo dentro de un coche, y una señora tartamudeando en off. Vuelvo a la azotea ésa de croma. Un ratón de peluche (?) diciendo nosequé. No entiendo de qué va, aunque me suena la voz y creo que acaba de meterse con el PP. Perfecto. Previsible.

Ponen un sketch con la chispa de un sonámbulo en el que salen algunos de la cuadrilla. Manuel Tallafé, que debe de ser muy gracioso en los guateques de su pueblo, pero no aquí. Otro que no me sorprende ver: el hijo sin talento de Pepe Sacristán también es colega. Cómo no.

Seguimos: entrevista. Un fulano con pinta rara que ha hecho un documental sobre... claro. La Guerra de Irak. Al lado, comentando la jugada, Miguel Ángel Aguilar. Un tipo de ideas consistentes, buen orador y que, en consecuencia, suele decir cosas interesantes. De profesión, periodista. Un contertulio. Un tertuliano. Como coño se diga. En Hora 25, Cadena Ser. Hombre. Qué hace un tipo como tú en un sitio como éste. Qué sorpresa, coño.

Parece que esto se acaba. Y ahora, la actuación musical de... Veamos. ¿Quién puede ser? Sabina no, ya se ha fumado su pitillo ante la cámara para demostrar que sigue vivo; Hum... ¿Javier Krahe? Creo que a estas horas está tocando en nosequé bar; ¿Pablo Carbonell? Afortunadamente dejó de cantar, o eso creo; Serrat tiene cáncer y no está para andar por las alturas; Aute no, es demasiado coñazo incluso para este programa; Coño, Rosendo. ¡Rosendo! ¿He ganado el perrito piloto? ¡Sí! Sé que a muchos os gusta. Yo no le veo la gracia como músico, y esto es un hecho: no sabe cantar ni tiene voz, os pongáis como os pongáis. Para más inri es feo como el culo de un mono y tiene pinta de cambiarse de calzoncillos una vez a la semana. Pero bueno, llega, canta y todos a casa.

Yo ya estoy en la mía, así que me pongo a escribir esto. Voy a dejar a un lado lo soporífero que es el programa, por soso y sin gracia y la reiteración somnífera de temas. Confirmo lo mucho que echamos de menos el Caiga Quien Caiga. Aquello no era una trinchera de la Izquierda como muchos quieren pensar, sino de la Inteligencia, que en última instancia lleva a aquélla. En el programa de hoy ha habido mucha Izquierda, pero muy poca Inteligencia. Y Wyoming ha dado toneladas de munición a los derechones que tienen el recto escocido desde el 14-M. Esa derechona hija de la gran puta que condenó a "Urgencias" a la una de la mañana, a Punset a las tres (y eso cuando se portaba bien), a Buenafuente a la tele catalana, y con la que Sardá dejó la SER para irse a la cadena en la que ha triunfado desde hace 8 años, ganando pasta como un animal, y logrando algo más importante: que sus jefes, sospecho que no muy izquierdosos, le den bula para poner a parir a George Bush noche tras noche. En otras palabras: hoy he comprendido el significado del término progre trasnochado.

23 de enero de 2005

Las últimas veces

Qué tesoro son las últimas veces. Y qué culpa, cuando han cruzado al otro lado del espejo. El pasado imperfecto de deudas y agujas clavadas en la memoria.

El carpe diem es una entelequia, porque el momento siempre ha pasado. Y siempre lo ignoramos hasta que no le vemos la espalda entre los vapores del tiempo. ¿Por qué no apreciamos las últimas veces, el placer de saber que aquí y ahora acaba un camino, el honor de la despedida? ¿Tan duro es enfrentarse al paso del tiempo?

Todos vivimos con el lamento de lo incompleto. De no haber hecho lo debido, de no haber exprimido la presencia de alguien, de la quietud con que vivimos cierto día y de lo rápido que pasó ante nosotros. ¿Por qué todos somos niños que nunca acaban la comida del plato? ¿Por qué no sentimos que se nos va la vida en cada bocado arrojado a la basura? Porque se nos va. Y nos damos cuenta más viejos, con la voluntad seca y la mente sumergida en una eterna noche americana, esperando a que el otro salga de la habitación para empezar a llorar. Entonces pedimos haberlo visto, haber sabido que aquel día era el último. Pero no lo supimos, y la ocasión voló como el globo huido de la mano.

No hay mayor regalo que reconocer una última vez. Un encuentro fortuito por la calle, un último vistazo al mar, el árbol de navidad en febrero, la voz de tu abuelo, tu última clase, el último paseo que compartiste con un perro que ha dejado de ser.

El pretérito perfecto vive detrás de la cama en la que has muerto. Por eso toca vivir con los defectos y las agujas clavadas en la memoria. La puta memoria, que siempre viene escrita en números rojos como pintalabios en el espejo en el que te miras. Aunque en la vida uno no se mira en el espejo; uno se mira desde el espejo.

21 de enero de 2005

!!!

Continuando con el último !!! y a falta de un tema medio consistente con el que atacaros, os comento uno de esos maravillosos titulares que acabo de ver en el informativo de Telecinco. Cartelito en pantalla: "Zapatero elude hablar del Plan Ibarretxe pero sí de la Iglesia". A ver quién averigua qué es lo que no funciona en esa frase. El redactor no ha dado con ello, está claro.

Inmediatamente después hablan de los gruístas como "grueros". No sé cuál de las dos aguantaría el embate del DRAE, pero coño... que la Academia esté a por uvas no significa que debamos pedir asilo lingüístico en Sudamérica, ¿o sí?

Ah, y en el Telediario a Clive Owen le han llamado Clive Collins (?) En serio, ¿qué está pasando en la prensa? O dicho de otra manera: ¿también está pasando en la prensa?