12 de octubre de 2005

Hispanízame, Jesús

Porque mira que lo intento, pero no consigo que España me importe un huevo.

Entendámonos. Me importa cierta gente, la que conozco e incluso puede que otra de la que no sé nada; me importa si las cosas funcionan bien o no, y me importa que se haga lo justo en mi casa. Mi casa, que se extiende desde el suelo que piso ahora hasta donde me llega la vista. La calle, el barrio, la ciudad, y todo lo que encuentre hasta llegar al mar. Son tan míos como de cualquier otro, tan españoles como coreanos o canadienses. No es ningún romanticismo barato: llegar a la luna y poner una bandera es lo más imbécil que ha hecho el ser humano, y lo ha hecho miles de veces. Un país es un idioma, como mucho, y hasta eso se aprende y se olvida. La tierra no es de nadie, y la cultura es como arena entre los dedos. Qué coño le vas a hacer. Imagina el mapamundi dentro de 1000 años. Cómo era hace 1000.

Me quema la manga de gilipollas que organiza un desfile para proclamar que tal tierra es suya y de nadie más; me quema la manga de gilipollas que no asiste a ése, pero sí iría al suyo. Me queman los pilotos que se juegan su vida y la de los demás para ensuciar el cielo con humo de colores. Me quema el muestrario de máquinas de matar, como si fueran algo de lo que estar orgulloso. Me quema la manifestación de deficientes mentales que recorre la gran avenida vestidos de boy scouts, con abalorios que avergonzarían a sus madres si no fuesen como los hijos, caminando marciales con pasos que siempre creo haber visto en el día del Orgullo Gay, y, por Dios, una cabra con ropa.

Una de dos: o estoy loco o lo están ellos. País.

6 de octubre de 2005

!!!

Qué miedo me dan los anuncios de todoterrenos con ciudadanos pisoteando parques naturales a lomos de su monstruo devorador de gasoil. Es justo lo que queremos: ejecutivos agresivos, esclavos llenos de frustración liberando su estrés y complejo de inferioridad a costa de las pobres criaturitas del bosque. Y ni siquiera apagarán el móvil, los capullos. Necesitamos más incendios forestales.

28 de septiembre de 2005

Ratones

Algo he leído sobre unos ratones. Hay gente que vive de putear ratones hasta que no les sale el pelo, y después reputearlos, transputearlos y contraputearlos hasta que les vuelve a salir. Hablando de eso, o puede que no (mi insomnio me hace dudar hasta de mi propio pelo) alguien decía que, más allá de los problemas que surjan a la hora de profundizar en estas virguerías pre-apocalípticas, el marrón serio está en que, de camino al pelo o no-pelo, hay que pasar muy cerca del embrión clonado. Del embrión humano. Del protoclón. Canguelo.

Tengo que reconocer, y puede que esto también se deba a mi falta de sueño, que no comprendo los reparos ante la clonación humana total. Digo total porque discutir la terapéutica sí me parece un sinsentido. Ya sabes, aquello de sólo poder arreglar el coche reparando las piezas averiadas, nada de usar un recambio nuevo. A lo que voy: ¿por qué no clonar a una persona entera? No creo que nadie considere a los gemelos una inmoralidad, una agresión a los más profundos cimientos de la naturaleza humana. ¿Qué problema hay en un clon? De todas formas, nunca va a ser la misma persona. Parece que aquí, como en el resto de los asuntos, estamos olvidando el significado de la palabra Educación. Se me ocurre pensar que temer la clonación es desconfiar de la autonomía individual de las personas. ¿Qué importa que dos o veinte personas compartan genotipo? ¿No somos hermanos de todas formas, amigos cristianos? ¿No somos todos el mismo consumidor? Imagina el mundo de posibilidades en el estudio de la psicología del individuo, del “fenotipo intelectual”. Eso por no hablar de mi clon de Beyoncé.

Algún día espabilaremos, y llegaremos a la conclusión de que no somos más que ratones calvos.

22 de septiembre de 2005

4 8 15 16 23 42


¿Qué hace que uno desespere durante meses para ver una serie de televisión?

¿Hace falta ser un genio para conseguir algo así?

¿Dura mucho ese talento, o pronto se exuda hasta desaparecer?

¿Soy yo dueño de ese milagro?

¿Llegaré a serlo algún día?

¿Es el catering bueno en el paraíso?

¿Cuántas preguntas puedes llegar a hacer sin recibir una respuesta?

¿Por qué creemos querer una respuesta?

Corte a negro.

L O S T

17 de julio de 2005

Cretinos 2. Democracia pa los pollos

A ver, que yo me entere. Europa quiere ilegalizar el capón al niño puñetero. Si el querubín te clava una alcayata en el pie, hay que razonar con él, aplicar correctivos democráticos. Entendido. En los tiempos en que los críos de 15 años van disfrazados de negro bronxero, y los tíos de 25 se comportan como si tuvieran 16, llegan estos otros para constatar que los de 45 están a la misma altura. La de los tiempos, supongo.

Lo dicho: el Consejo de Europa y la ONU instan a España a ilegalizar el “castigo físico al niño en el hogar”. Y fuera del hogar, imagino. Si un policía te ve darle un copo a tu niño por escupir a la abuela en la cara, tienes derecho a permanecer en silencio y a una llamada a tu abogado.

Uno de estos lumbreras dice que es una lástima que la democracia aún no haya llegado a la familia ni a la escuela. ¿Desde cuándo la familia es una democracia? ¿Desde cuándo tiene que serlo? Los colegios tienen que pedirle a los niños por favor que hagan los deberes. El poder en manos de niños de 3º de la ESO. La cagamos.

Supongo que estos políticos de la idiocia estarán ya tramitando el desarme de la policía. Parece lo coherente, al menos. Si un padre no puede darle un azote a su hijo para reprenderle por algo mal hecho, el Padre Estado no debería poder usar la violencia para reprimir los desacatos de sus hijos ciudadanos. Es lo suyo, ¿no?

Definitivamente nos estamos volviendo gilipollas.

24 de mayo de 2005

Cretinos

Cretino#1 le vende a Cretino#2 una corona de espinas.

Cretino#2 se la pone, junto con la cara de Chicho Terremoto.

Cretino#3 le hace una foto delante de la prensa.

Cretino#4 publica la foto de la foto en la portada de su periódico, dándole gran significación.

Cretino#5 lo interpreta como un atentado contra los cristianos y empieza su programa matinal de radio con una grave editorial.

Cretino#6 aprovecha su rueda de prensa para resaltar lo grave del asunto, y pedir cuatro o cinco dimisiones.

Cretino#7 azuza a sus fieles para que crujan a este indivíduo que profana sus símbolos.

Cretino#8 hace un alto en su programa para acusar no a quien compra una corona de espinas, sino a quien vende una corona de espinas.

Cretino#9 llama la atención sobre lo poco trascendente que es todo esto, antes de continuar con la información del corazón.

Cretino#10 no le da mayor importancia al hecho, separando la función política del tiempo de asueto turístico de nuestros líderes.

Cretino#11 pasa como de la mierda, de esto y de todo.

Cretino#12 escribe un post en su blog.

Y así sucesivamente.

23 de abril de 2005

Que te meto, Benedetto

No vamos a ser ingenuos. La Santa Iglesia, debemos suponer, estudia sistemáticamente el efecto que sus pisadas tienen en esta Tierra. Cada operación mediática es un símbolo, no hay duda, y le vamos a sacar punta a cada manifiesto, a cada elección.

Ratzinger tiene cara de hijoputa. Punto número uno. A cada año que pasa me inclino más a pensar que el que tiene cara de desgraciado suele haberlo sido desde la cuna. Francamente, si fuese cristiano me daría mal rollo que mi representante supremo tuviese esa cara de cabrón; me daba vergüenza que Aznar tuviese esa pinta de bellaco poco aseado por la imagen que podría transmitir de puertas afuera; tiemblo de pensar que vengan los extraterrestres y hablen con George Bush. Querría que me tragase la tierra. Recemos porque no traigan cacharros de esos para interpretar las expresiones humanas, o nos van a hacer la de Independence Day.

El asunto es que si la Iglesia elige a un individuo como Ratzinger, y hablo desde el punto de vista publicitario, es o bien porque no le importa que se la asocie con esa cara mezquina, o bien porque su curia no vive en este siglo. Parece que está claro, pero no. No me lo creo. Todos ven la tele, leen periódicos, están al día de las conductas diabólicas que usan el ano con fines heterodoxos. Incluso algunos de sus miembros las ponen en práctica.

No puede ser casualidad que el anterior Papa fuese un polaco desplazado por el nacionalsocialismo, y que éste fuese un miembro de las Juventudes Hitlerianas. “Lo alistaron contra su voluntad”. Claro. Hubo millones de capullos que se hicieron matar con tal de no estar en esas listas, y si su padre era policía, me lo creo aún menos. Sea como sea, el detalle está ahí, y da qué pensar.

Quizá sea el signo de los tiempos. Quizá la razón sea la misma por la que el presidente de los USA es un vaquero de los cojones, el jefe del FMI es un empresario de larga saga franquista, el primer ministro italiano es un magnate mediático, y Zapatero sí que es de Valladolid.

22 de abril de 2005

!!!

Siguiendo con su programa de concienciación del público, !!! te invita a echarle un ojo a una entrevista digital con el amigo David Bravo, abogado de profesión y acosador de la SGAE vocacional. Si el panorama tira por donde parece, las cosas que dice este hombre van a tener que estar encima de la mesita de noche de todo hijo de vecino; aquí podéis aprendéroslas como un Padrenuestro posmoderno, para recitarlas a la familia y tal, y así cumplir con vuestro deber, glorioso y español, de formar a las masas. Salud.

18 de abril de 2005

¡Bienvenido a Gran Vaticano!

¡El concurso ha empezado! ¡Todos los cardenales están ya encerrados en la Casa de Gran Vaticano! ¡Aprovecha el momento, y no les quites ojo! ¿Quién será el vencedor?

¡Si quieres que gane Joseph Ratzinger manda un SMS al 0663! ¡Si por el contrario quieres que sea Dionigi Tettamanzi, manda tu SMS al 0664! ¡Si quieres que gane Rodríguez Madariaga, manda un SMS al 0665! ¡Si quieres que el vencedor sea Rouco Varela, manda un SMS al 0666!
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¡Date prisa, sólo durará unos días! ¡El Gran Vaticano 2005 ha comenzado, y tú puedes decidir el ganador! ¡Luego nos lo pasaremos por los cojones! ¡Si quieres democracia, cambia de canal!

28 de marzo de 2005

Wojtyla, eres el siguiente

Atención, tópico: siempre se van los mejores.

Hace un par de días, Jiménez del Oso se ha pasado al otro lado de la cinta, dejándonos a todos esperando ansiosos sus crónicas desde el otro barrio. Un día antes, Paul Hester, batería de Crowded House, se había colgado de un árbol. Y hoy se ha ido Joaquín Luqui, el Doc Brown de las ondas.

Una pena los tres. El parapsicólogo me tría bastante al pairo, pero hay que reconocer que fue una de las presencias memorables de la tele de mi infancia; también Paul Hester tenía su cosa. Recuerdo pocos discos que me hayan marcado tanto como su Woodface, tanto por la maravilla que es como por el disgusto de la tía a la que se lo presté. Me lo levantó por la cara, la muy zorra; Luqui es otra cosa. Como todo quisque lo escuché en mis años de radiofórmula, poco, la verdad. Todo el mundo habla de los Beatles, aunque yo le oía presentando a Duran Duran y a los Ace of Base, ¿eh? Seamos justos.

Una de las cosas sugestivas que han tenido los 8 meses que llevo en Madrid es llegar a mi casa con buen tiempo, a eso de las 9 de la noche, y encontrármelo sin falta en el bar de al lado de mi portal. Para un cateto a babor como yo, esto impresiona. Al cabo de unos meses te haces a la idea -tampoco somos idiotas-, pero lo que realmente impresiona es cuando te enteras de que ese amable barrigudo, ese rockero con pelo de naftalina que se santiguaba al pasar por la ermita que hay frente a mi ventana, se ha caído por las escaleras y se ha roto la crisma. De verdad que estaba esperando al buen tiempo para asomarme a la terraza del bar y verle allí tomándose la cañita después de salir de la radio, aquí al lado. Ahora me arrepiento de no haberle hecho aquella foto en la calle, cuando le pillamos mirando los CDs del negro de la manta. Que te estamos viendo, Luqui.

“Siempre se van los mejores”. Mentira. Nos vamos todos, qué carajo. Es el consuelo de pensar que el Papa está convirtiendo a la pro-eutanasia a muchos católicos, que Reagan murió espongiforme por justicia poética, y que a Fraga le queda una queimada para irse al hoyo, que ya es hora. Al menos Luqui no se ha enterado, o eso dicen. Parece que no ha tenido el trance de Jiménez del Oso en su cáncer, o de Paul Hester en su depresión. Parece que no ha tenido que sufrir la misma agonía que el rock’n’roll.

23 de marzo de 2005

La Ley del Señor

–¿Por qué llueve? ¿No estamos en Irak? Se supone que aquí no llueve.

Johnny lo mira, y piensa qué carajo importa lo que se supone. Una de las cosas que ha aprendido en la guerra es que no conviene suponer. Cuando te paras a pensar, te pegan un tiro. Hay que disparar primero y después reflexionar tranquilo... o mejor hacer cualquier otra cosa.

Contra el suelo, Tex y Johnny esperan la señal. Sobre sus cascos, las gotas de lluvia tarareando sus cosas. Y más arriba... Dios jugando a los dados. El primer disparo, y la bala abre un agujero en el silencio que les tiene los oídos agarrados, y la que entra por él es la luz más clara que han visto hoy.

Empieza el fuego de mortero. Tex y Johnny se levantan y corren hasta la primera línea de paredes de adobe sin techo. Un tanque los rodea, y una de las casuchas se derrumba con el temblor, dejando a Tex al descubierto. Un moro avispado lanza una ráfaga y lo alcanza en todas partes. Tex cae como un saco, y por un momento se confunde con los escombros de la casucha. El moro ha volado en pedazos hace ya una eternidad, pero a quién le importa. Johnny intenta atravesar la calle hasta su amigo moribundo, pero el fuego amigo se lo impide. El uniforme de camuflaje puede jugarle una mala pasada ahora. Los moros guerrilleros no lo tienen, y no suelen matarse entre ellos.

Tex lo mira sacando su pistola reglamentaria. Se despiden con la mirada, mientras la pistola le trepa hasta la sien. Johnny piensa. Ha sido un buen amigo, y un mejor soldado. Se va con honor. Pero entonces aparece George Bush Jr. y detiene el fuego.

–No, hijo –dice, y un agente del Servicio Secreto le quita la pistola a Tex.

Éste mira a Johnny, sin comprender todavía, y después al Presidente, que lleva un pin con la bandera en la solapa.

–What the fuck?! –exclama Tex, apartando el hilo de sangre que cuelga de su comisura.
–No deberías usar ese lenguaje, hijo.

Johnny se acerca.

–Señor Presidente –intenta aclarar– esto es peligroso. Vaya a un lugar seguro y deje que Tex haga lo que iba a hacer.

–Me temo que no, hijo. Tu amigo Tex no puede disponer de su vida. Es propiedad de Dios y los derechos de explotación pertenecen al Gobierno de los Estados Unidos de América. Así que te jodes.

Johnny se quita el casco e intenta razonar.

–Pero señor, Tex está malherido, y no va a sobrevivir. Ha luchado como un héroe y merece tener un final digno de un héroe.

–Que le den por culo. Su vida no le pertenece. ¿Quién es él para decidir cuándo puede acabar con ella? Eso es algo que sólo Dios puede hacer.

–Pero señor Presidente... Está sufriendo, ¿no lo ve? –los negracos del Servicio Secreto van rodeando a Johnny– Tex se merece poder decidir sobre su propio dolor, y si para ello tiene que quitarse la vida, debería estar en su derecho.

Bush Jr. empieza a estar quemado. Se coloca las solapas de la americana haciendo que el pin refleje la luz del sol, que entra por los agujeros de bala que le han hecho al cielo.

–Hijo –prosigue, ejecutando una de sus mejores sonrisas– tienes que entenderlo. Somos hijos del Señor, y nuestras vidas no nos pertenecen. Por mucho que el sufrimiento y el dolor se hayan apoderado de nosotros, tenemos que ser valientes y tener fe en la bondad divina, pues ella nos sacará de nuestra carcasa mortal cuando lo crea oportuno. Hasta ese momento, nuestro cuerpo es un préstamo, y no somos quiénes para disponer de él.

–Pero señor...

–Que no, coño. Que no se suicida y punto. No le he jodido las vacaciones a todo el Congreso para que llegue este ingrato y se cague en la Ley de Dios, que es la mía.

–¡Serás cabrón! –los negros se inquietan– ¿Tex no puede decidir cuándo se quita la vida, pero nosotros sí podemos quitársela a todos estos iraquíes? ¿Pero qué me estás contando?

–Los moros estos que se las entiendan con su dios, que para algo lo tienen. Tú eres cristiano, y los cristianos se joden y se aguantan. Y aunque no quieran aguantarse, aquí estoy yo para decirles lo que tienen que hacer.

–¡La puta que te parió!

Llega un negro con gafas de sol, y le mete a Johnny un cabezazo que le seca todo el pelo. El séquito se pira tranquilamente, y la batalla se reanuda. Johnny coge su fusil, a tiempo de ver el pepino que se le viene encima. Un mortero procedente de un tanque amigo. El mismo cabrón que mató a Couso, fijo.

Total, que Johnny se quedó sin piernas, sin brazos y sin polla. Lo metieron en una cama, metieron la cama en un hospital, y vino un cura a hablarle de Dios. Intentó convencer a un enfermero de que le dejase ir con dignidad, de que le pusiese una inyección que lo librara de su sufrimiento como a un ser humano, para no tener que vivir como una planta.

Pero George Bush Jr. aprobó otras leyes que se lo impidieron, y a Johnny le dieron por el culo. Literalmente. El enfermero era un julandrón y le folló el culo dos o tres veces por semana durante 15 años, hasta que se pasó a la política.

3 de febrero de 2005

Los Goya me tocan la p****

Tengo un vecino bloguero (bitacorero, diría él) que me provoca para que lea uno de sus posts con la mala uva de quien sabe que le voy a contestar. Mira, lo voy a decir: me aburre tanto el cine español que no tenía pensado escribir nada aquí a raíz de los goya, ni de los óscar, ni de los almodóvares, amenábares, etc., pero he acabado poniéndome a ello.

Entrando en el tema, diré que suelo meterme por sistema con el cine español y con los goya, y también con la gala en la que se entregan a ese sopor autocomplaciente. Lo hago así porque los males de nuestro cine son tan endémicos como mi mala uva. Y me temo que me quedan unos cuantos años para dejar de hacerlo, salvo que me vayan bien las cosas dentro de poco y haga suficientes amigos en el negocio como para callarme la boca antes de herir susceptibilidades. Ya sabes lo que se dice: hay que tener amigos hasta en el infierno. O en la crítica, que es mucho peor.

En los Estados Unidos de Mordor tienen un tópico sobre nosotros, los europeos. Para ellos somos los bellos elfos del mundo civilizado, enganchados al Pantene Pro-V y estirados y de puntillas por la vida para no romper el clavel que llevamos metido en el culo. En otras palabras: si un pedo huele mal, no puede ser el nuestro. Éste es el primer problema que tenemos, en el cine y en todas las otras cosas. Si la gente no va a ver nuestra película es porque la promoción yanqui es abrumadora, y como la gente es imbécil, no se entera de que hemos estrenado la semana pasada; si montamos una campaña potente y la peli se come los mocos, es porque son imbéciles y no aprecian las pelis de personajes, de Seres Humanos, y sólo quieren peleas y explosiones; si nos hemos gastado la subvención en pistolitas y efectos digitales, hacemos anuncios de dos en dos y aún así no la ve ni el acomodador... es que son imbéciles y prefieren a Bruce Willis antes que a Resines. Dónde va a parar.

Está claro que las cifras están desequilibradas. La proporción de cine americano que llega nos deja fuera de juego. Sabemos eso, y también que nuestro público es imbécil. Los imbéciles no suelen saber idiomas, así que la culpa debe de ser del doblaje. Claro, es eso. Como las pelis americanas están dobladas, compiten en igualdad de condiciones en el único terreno en el que deberíamos ser superiores. Ataquemos al doblaje, pues. Limitemos el número de películas que se doblan. Como nuestros españolitos son todos imbéciles no les quedará más remedio que ver pelis españolas para enterarse de lo que pasa. Que no se doble el cine yanqui (o se doble mucho menos), para que la gente tenga que joderse y ver cine español por cáscaras. Vaya una forma de solucionar el problema. Es la forma de ver el mundo que tiene el snob cultureta, que mal que nos pese a ti y a mí, suele ser de izquierdas, y que por regla general es quien lleva el altavoz en nuestra cuasi-industria. Pero no seré yo quien se pase a los losantismos y hable de estalinismo. Si la izquierda da el cante con esto es porque a la derecha siempre le ha importado tres cojones la cultura. Pero en este caso, la izquierda tiene la misma actitud que el señorito cortijero que se ríe del tonto del pueblo.

Se ponen ejemplos como Mar Adentro. Un peliculón, estoy de acuerdo, y me preguntan si este año habrá una peli americana mejor. Me cuesta pensar en una, la verdad. Pero yo devuelvo la pregunta: ¿existe una película española del mismo año que le llegue al chicle pegado en la suela? Hay un mundo entre medias. Amenábar no es cine español, así de sencillo. Ojalá lo fuera. Ni siquiera Almodóvar o Garci lo son, qué coño. Su cine tiene una factura técnica y una solidez estética y conceptual muy por encima de lo que hace el resto. Y conste que no me hacen mucha gracia ninguno de los dos, pero qué casualidad: sus pelis no suelen tener problemas en la taquilla.

Y ambos pillan subvenciones, como todo hijo de vecino. Pero las gastan de otra forma, ésa es la clave. Lo que hacen es pedir las subvenciones para tener más pasta, y afrontar la inversión con más posibilidades y más capacidad para que la película luzca. Lo triste es que no es eso lo que hace el productor medio español, al menos hasta donde yo sé. La táctica es más bien aspirar a subvenciones y ver lo que cae; una vez tenemos una cifra asegurada, nos gastamos ese dinero, o poco más, en la película. De esta forma, solamente por el hecho de estrenar ya hemos recuperado gastos en la mayor parte de las ocasiones, y con lo que nos paguen por derechos de televisión, etc, ya hemos hecho negocio. Así, ¿a quién le importa que la película funcione en taquilla? Hacer buen cine es un esfuerzo que no compensa, porque el beneficio no va a aumentar necesariamente en la misma medida. El problema no es el cine subvencionado, sino los cineastas mediocres que viven de él.

La taquilla es como una discoteca. Todos sabemos que la belleza está en el interior y todo eso, pero seamos sinceros: cuando uno se arrima a la barra con cara de jaguar, uno va a lo que va. Tías buenas. Ésa es la razón por la que las guapas follan mucho más que las feas, y hace que para que una tía fea eche un cohete tenga que ser más maja que la hostia. El cine español es una permanente diapositiva de la siguiente situación:

-Tío, me he echado una novia...
-¿Está buena?
-Buah, es más maja...

Las pelis taquilleras son las macizas que todo el mundo va buscando como lobos en la pista de baile. Hay pocas y están muy cotizadas. Pero lo peor es que siempre acaban con el mismo cabrón, y todos nos preguntamos cómo lo ha hecho. Pero en vez de asimilar de una vez que el tío es un yorscluni y se lo monta muy bien, nosotros seguimos echándole la culpa a ella y diciendo que todas las rubias son tontas, y ésa en concreto además es una guarra. Véase torrentes, mortadelos, filemones y demás.

Por otro lado, las pelis cutres, nefastas, que hace la mayoría por estos lares, son las feas como un congrio en un charco de petróleo, y en buena lógica no se comen ni las uñas. Por eso van en tropel, de seis en seis, como hienas buscando un ñu famélico que se vaya a dejar devorar. Véase “Di que sí”, “Torapia” o “Diario de una becaria”.

Más allá está la tía fea y estúpida que de puro cerda que es aprovecha la libido cegadora del varón imberbe para llevarlo al catre. Por alguna extraña razón que no queremos comprender, ésa tía pilla mucho, más que nadie si atendemos a la relación entre lo que ofrece y lo que se come después. Siempre hay un enfermo al que le gustan. Véase “Kárate a muerte en Torremolinos”.

Y después está esa especie maravillosa de mujeres perfectas: la tía cañón que hace que te preguntes por qué has tardado tantos años en conocerla. Y encima es inteligente, culta, educada, te partes el culo con ella y cocina que te pasas. Amor incondicional, vamos. Véase “Mar Adentro”.

La noche del "no a la guerra" me pareció la mejor manifestación del problema. Un artista no debería ser un portavoz de la sociedad en el sentido que se celebró aquella noche. Si un actor o un cineasta es aquél que transmite ideas, no es en sus manifas ni en sus ruedas de prensa, sino en sus obras donde debería verter toda esa ideología irreprochable por legítima. Está claro que cada uno puede decir lo que y cuando le de la gana, pero en el momento en que el cineasta se convence de que tiene la misión de cambiar el mundo, ha empezado a creerse mejor que su público. Y la gala de los goya ya es suficiente coñazo como para repetir todos lo mismo como putos loros. Lo que hay que esperar de los artistas es lo que no exhibieron aquel día, lo que necesita nuestro cine: más creatividad y menos autocomplacencia.

27 de enero de 2005

Cayó Quien Cayó

Esta noche estoy flipando con la tele. Nunca pensé que vería esto en vida: contraprograman con televisión de calidad. No es una ironía.
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En la Primera, "Urgencias" a las diez. Algo inaudito, vamos. Pero lo extraño viene con la medianoche: Punset en La2, Buenafuente en A3, en Telemadrid un programa de información como los que hacen a estas horas en la radio pero menos politizado, lo cual a ratos se agradece, y en Tele5... en Tele5 está Sardá con un amplio muestrario de deficientes mentales. En fin.

El caso es que termina "Urgencias" y veo por primera vez el programa del Gran Wyoming. Lo primero que advierto es que el decorado es toda una idea. Que se sepa o no a qué viene parece irrelevante: el decorado mola y no hay duda de ello. La segunda cosa de la que me doy cuenta es que Wyoming ha dejado de ser grande. El monólogo de entrada es soso, mecánico, la repetición estandarizada de un hallazgo norteamericano. La única diferencia es que allí saben escribir monólogos.

Curiosamente, el Mediano Wyoming empieza hablando de George Bush. Nada en contra. Hay pocas minas de chistes como ésa, comprendido, y uno siempre ha de tener el derecho a hablar de su Presidente, comprendido. La sensación rara viene cuando dos minutos después lo pienso y llego a la conclusión de que sabía que iba a hablar de Bush y de la guerra de Irak antes de que lo hiciese. Y no me gusta esa sensación.

Hoy viene Dustin Hoffman, el primer entrevistado interesante de TVE1 en los últimos 8 años. Sigo viendo el programa, a la espera. Primer invitado: Joaquín Sabina. Un poeta. Un clásico. De la izquierda. Que cada vez canta menos y habla más. Y no estoy seguro de que me interese lo que tenga que decirme. Paciencia. Sigo. Toso. Me hago un té. Sketch, o algo. Voz en off de Juanjo de la Iglesia, a quien en su interior casi puedo escuchar cagándose en el PP por haberle arrebatado su CQC, las tres únicas siglas que asocia desde entonces con la dignidad profesional. Al menos hasta mañana, cuando re-estrenen ese Caiga Quien Caiga predeciblemente sucedáneo. Si lo presenta Manel Fuentes me temo que sólo puede ser así.

Siguiente. Pepín Tré. Un tipo sin la más puta gracia que se cree que lo que dice es ingenioso y encima con fondo. Con mensaje. Mensajes. Donde Sardá tiene los SMS para bakalas, Wyoming me coloca a este vividor del cuento. Del PCE de toda la vida, seguro.

Dustin Hoffman. Un crack. Me imagino la típica entrevista de presentador suspenso en inglés haciéndose el gracioso delante del invitado, que se pregunta por qué tiene que aguantar eso, por mucho que le pague la Dreamworks. Pero no. Wyoming aún no ha caído tanto, y la entrevista parece llevar un rumbo digno. Primera pregunta: George Bush. Pfff. Cambio de canal a mala hostia, pero me doy cuenta de que estoy haciendo el tonto y vuelvo a la Primera. Veo la entrevista mientras rumio este post. Hoffman es un fiera, y dice alguna cosa interesante. Eso también era previsible. El caso es que la entrevista la cortan de un hachazo, y a otra cosa.

Me paso a Buenafuente un minuto. Hay uno con orejas postizas haciendo el capullo dentro de un coche, y una señora tartamudeando en off. Vuelvo a la azotea ésa de croma. Un ratón de peluche (?) diciendo nosequé. No entiendo de qué va, aunque me suena la voz y creo que acaba de meterse con el PP. Perfecto. Previsible.

Ponen un sketch con la chispa de un sonámbulo en el que salen algunos de la cuadrilla. Manuel Tallafé, que debe de ser muy gracioso en los guateques de su pueblo, pero no aquí. Otro que no me sorprende ver: el hijo sin talento de Pepe Sacristán también es colega. Cómo no.

Seguimos: entrevista. Un fulano con pinta rara que ha hecho un documental sobre... claro. La Guerra de Irak. Al lado, comentando la jugada, Miguel Ángel Aguilar. Un tipo de ideas consistentes, buen orador y que, en consecuencia, suele decir cosas interesantes. De profesión, periodista. Un contertulio. Un tertuliano. Como coño se diga. En Hora 25, Cadena Ser. Hombre. Qué hace un tipo como tú en un sitio como éste. Qué sorpresa, coño.

Parece que esto se acaba. Y ahora, la actuación musical de... Veamos. ¿Quién puede ser? Sabina no, ya se ha fumado su pitillo ante la cámara para demostrar que sigue vivo; Hum... ¿Javier Krahe? Creo que a estas horas está tocando en nosequé bar; ¿Pablo Carbonell? Afortunadamente dejó de cantar, o eso creo; Serrat tiene cáncer y no está para andar por las alturas; Aute no, es demasiado coñazo incluso para este programa; Coño, Rosendo. ¡Rosendo! ¿He ganado el perrito piloto? ¡Sí! Sé que a muchos os gusta. Yo no le veo la gracia como músico, y esto es un hecho: no sabe cantar ni tiene voz, os pongáis como os pongáis. Para más inri es feo como el culo de un mono y tiene pinta de cambiarse de calzoncillos una vez a la semana. Pero bueno, llega, canta y todos a casa.

Yo ya estoy en la mía, así que me pongo a escribir esto. Voy a dejar a un lado lo soporífero que es el programa, por soso y sin gracia y la reiteración somnífera de temas. Confirmo lo mucho que echamos de menos el Caiga Quien Caiga. Aquello no era una trinchera de la Izquierda como muchos quieren pensar, sino de la Inteligencia, que en última instancia lleva a aquélla. En el programa de hoy ha habido mucha Izquierda, pero muy poca Inteligencia. Y Wyoming ha dado toneladas de munición a los derechones que tienen el recto escocido desde el 14-M. Esa derechona hija de la gran puta que condenó a "Urgencias" a la una de la mañana, a Punset a las tres (y eso cuando se portaba bien), a Buenafuente a la tele catalana, y con la que Sardá dejó la SER para irse a la cadena en la que ha triunfado desde hace 8 años, ganando pasta como un animal, y logrando algo más importante: que sus jefes, sospecho que no muy izquierdosos, le den bula para poner a parir a George Bush noche tras noche. En otras palabras: hoy he comprendido el significado del término progre trasnochado.

23 de enero de 2005

Las últimas veces

Qué tesoro son las últimas veces. Y qué culpa, cuando han cruzado al otro lado del espejo. El pasado imperfecto de deudas y agujas clavadas en la memoria.

El carpe diem es una entelequia, porque el momento siempre ha pasado. Y siempre lo ignoramos hasta que no le vemos la espalda entre los vapores del tiempo. ¿Por qué no apreciamos las últimas veces, el placer de saber que aquí y ahora acaba un camino, el honor de la despedida? ¿Tan duro es enfrentarse al paso del tiempo?

Todos vivimos con el lamento de lo incompleto. De no haber hecho lo debido, de no haber exprimido la presencia de alguien, de la quietud con que vivimos cierto día y de lo rápido que pasó ante nosotros. ¿Por qué todos somos niños que nunca acaban la comida del plato? ¿Por qué no sentimos que se nos va la vida en cada bocado arrojado a la basura? Porque se nos va. Y nos damos cuenta más viejos, con la voluntad seca y la mente sumergida en una eterna noche americana, esperando a que el otro salga de la habitación para empezar a llorar. Entonces pedimos haberlo visto, haber sabido que aquel día era el último. Pero no lo supimos, y la ocasión voló como el globo huido de la mano.

No hay mayor regalo que reconocer una última vez. Un encuentro fortuito por la calle, un último vistazo al mar, el árbol de navidad en febrero, la voz de tu abuelo, tu última clase, el último paseo que compartiste con un perro que ha dejado de ser.

El pretérito perfecto vive detrás de la cama en la que has muerto. Por eso toca vivir con los defectos y las agujas clavadas en la memoria. La puta memoria, que siempre viene escrita en números rojos como pintalabios en el espejo en el que te miras. Aunque en la vida uno no se mira en el espejo; uno se mira desde el espejo.

21 de enero de 2005

!!!

Continuando con el último !!! y a falta de un tema medio consistente con el que atacaros, os comento uno de esos maravillosos titulares que acabo de ver en el informativo de Telecinco. Cartelito en pantalla: "Zapatero elude hablar del Plan Ibarretxe pero sí de la Iglesia". A ver quién averigua qué es lo que no funciona en esa frase. El redactor no ha dado con ello, está claro.

Inmediatamente después hablan de los gruístas como "grueros". No sé cuál de las dos aguantaría el embate del DRAE, pero coño... que la Academia esté a por uvas no significa que debamos pedir asilo lingüístico en Sudamérica, ¿o sí?

Ah, y en el Telediario a Clive Owen le han llamado Clive Collins (?) En serio, ¿qué está pasando en la prensa? O dicho de otra manera: ¿también está pasando en la prensa?