6 de agosto de 2007

La Jungla 4.0, o James Cameron contra el Síndrome del Gemelo Albino

La Jungla 4.0 mola bastante. John McClane es uno de los mejores anti-antihéroes de la Historia del Cine, con su permanente gesto de estar intentando besarse la ceja, y la peli además tiene muchas cosas: hostias como chapatas, un chaval nuevo que trabaja muy bien, un malo brincador de esos que los franchutes han puesto de moda, un avión de vuelo vertical, tiros y explosiones a dolor, una tía buena mala, una realización cojonuda –de un estilo que cada día me interesa más–, una foto del carajo, y un cameo jugón de Kevin Smith. ¿El guión? Y qué más da, yo sólo me fijo en lo importante.

Porque ténganlo claro: si quieren un guión, apúntense a los homenajes a Bergman y Antonioni, y después tengan una muerte dura. La Jungla es para ver cómo un calvo cincuentón de resaca derriba un helicóptero con un coche destrozado y luego dice: “me había quedado sin balas”. No es espoiler, está en el trailer. Y aunque lo fuera, no importaría. Seguiría teniendo el oscuro atractivo de la destrucción, que hace que nos partamos la caja viendo a un niño japonés fostiarse con un columpio.

Eso es esta película. Acción salvaje –créanme: salvaje– y los one-liners maravillosos para los que existen los guionistas, no se engañen. No han cobrado por inventar una premisa (que está sacada de un artículo de Wired), ni por crear los personajes (que son de una novela), ni por escribir secuencias de acción, que para eso está el director en este caso. Tampoco han diseñado los pasatiempos cachondos que iban cayéndoles encima a Zeus y McClane en la anterior, porque aquí, de eso, cero. Cero y uno, más bien: parafernalia informática y cientos de interfaces indescifrables diseñadas para todos los planos de ordenadores por alguien que estoy seguro de que ha cobrado más de lo que ha valido el guión.

Les digo lo que han hecho los guionistas en ésta: escribir una cadena de escenas que no cualifican ni como subtrama, pobladas por personajes inútiles destinados a suministrar toda esa información que la convención dice que hay que dar, pero que, seamos sinceros, a nadie le importa un cojón. Quién es el malo, de dónde sale, por qué hace lo que hace, qué le hace odiar a McClane y todas esas pijadas que separan una mano de hostias de la siguiente. ¿Cuándo se darán cuenta de que nos trae al pairo que Jeremy Irons fuese hermano de Alan Rickman, de que ése es el momento ridículo de una peli que por lo demás era cojonuda? ¡Éste va a ser el único género en el que los productores nos toman por más listos de lo que somos! Que no, señores. No me importan las motivaciones, los conflictos, los antecedentes ni la exposición argumental. La única exposición que me interesa es la que ha usado Simon Duggan para conseguir ese look tan molón. Miren qué luz:





Es una especie de puesta al día cool y sofisticada de la luz nocturna de James Cameron, cuya sombra es muy alargada, valga la expresión. Esa iluminación tan clasicona que llamo luna americana. Recuerda a la noche americana, pero sin el teñido, dando a la película una textura de luna llena casi iridiscente, todo gracias, claro está, al intermedio digital. La cosa ya venía de Terminator 2, pero Russell Carpenter la clavó en True Lies y más extensamente en Titanic. Tengan en cuenta que Cameron, dejando a un lado sus revoluciones sucesivas de la industria de los FX y su querencia por los cyborgs, es un clasicorro. Por Dios, ¡si todavía usa retroproyecciones!

El caso es que la influencia de Cameron se ve en cada rincón de La Jungla 4.0, no sólo en la dirección de fotografía. Para empezar: ¿alguien duda a estas alturas que John McClane tiene un endoesqueleto de metal? Si eso les sabe a poco, deben saber que cuando vean esta película sufrirán una cierta sensación de déjà-vu, pero de uno retorcido, rebuscado, que no les impedirá disfrutar de ella. Por ejemplo, la premisa la conocen, aunque no sepan de qué va, porque ya se la han visto a Cameron: un tipo duro tiene que proteger a un niñato insoportable que por algún motivo es de extrema importancia; cierto antagonista lo quiere muerto, y ha mandado tras él a un asesino que es casi un número de circo con piernas. ¿Les suena? ¿No? Veamos. El chaval es tan valioso porque es el único capaz de evitar un caos informático que amenaza con provocar el Apocalipsis de la sociedad moderna. ¿Alguien dijo Skynet? ¿No? ¿Trillado? Puede ser. Ya comenté antes que McClane se cepilla un helicóptero en pleno vuelo con un coche de policía; si recuerdan en Terminator 2 el T-1000 hacía algo parecido con una moto, también de policía. ¿Les dice algo un avión de despegue vertical persiguiendo a un vehículo pesado y de paso remodelando el casco urbano? ¿Un tío rompiendo la ventanilla de un coche con el puño? En fin, hay más. Búsquenlas ustedes. Pero que conste que el fotograma que ven junto a este párrafo no es de Terminator. Es de La Jugla 4.0.

Además, hay una cosa que Cameron domina, y Len Wiseman no. Los tamaños. Cameron es un maestro de la desproporción de elementos, y no me refiero a los grandes camiones, ni a los transatlánticos insumergibles, ni a los bíceps de Linda Hamilton. Hablo de las escenas de acción, y de las expectativas que crea con ellas, y en especial con los obstáculos del héroe, con los malos de final de fase. Ya saben, como en los viejos arcades: al final de cada parte hay un malo que nos hacía meter decenas de monedas de cinco duros y golpear con ansiedad la tecla de 1P para continuar, porque era un cabrón difícil de matar. Como digo, Cameron es un crack en eso, y sabe no defraudar las expectativas creadas por un antagonista sublime, empleando su tiempo en terminar con él. En eso es en lo que falla La Jungla 4.0.

Sufre lo que llamo el Síndrome del Gemelo Albino. Seguro que tienen la desgracia de recordar Matrix Reloaded, y lo hacen con mi misma amargura de lo que pudo haber sido y no fue. Allí había un par de gemelos albinos, de apariencia y aparición espectaculares, que parecía que estaban llamados a convertirse en los rompepelotas de la trilogía. Eran un genuino malo de cómic, sabían kung-fu, eran metrosexuales, atravesaban paredes y no había cristo que les pusiera una mano encima. Cinco minutos después estaban muertos. Y morían de manera tontorrona e imprecisa, después de media docena de cámaras lentas exasperantes, en el que es sin duda el peor plano de aquella película, y seguramente el peor momento de toda la trilogía. Pues bien, en La Jungla 4.0 los grandes retos dramáticos de los personajes, en especial esos malos de final de fase, se solucionan de forma algo parecida: demasiado pronto y con una facilidad decepcionante.

Pero no me entiendan mal. Las escenas de acción son una locura, espectaculares a más no poder, realizadas como es debido y, por supuesto, con una post-producción del carajo vivo. Y eso es lo más parecido a una crítica cinematográfica que leerán ustedes por aquí. Resumiendo, la peli les merecerá la pena si no son ustedes unos estirados que van al cine a ver una de tiros y se molestan si no les dan un guión profundo, si no son de los que entran en un McDonalds y piden una lubina a la espalda. No se me confundan. A la Jungla uno va a lo que va, que es a temer por su vida. Y a ver animales salvajes, cazadores y presas, mosquitos como helicópteros, monos haciendo piruetas y un calor asfixiante, que para eso es cine de verano.

10 comentarios:

TioVania dijo...

Y para nota, encuéntrenme al eslabón que en un sólo nombre nos lleva del cine de Cameron a La Jungla 4. Está tirado. El que lo diga no tendrá premio, pero quedará como Dios.

Anónimo dijo...

Una parte del equipo técnico de Terminator 3 (producida por Cameron) trabaja en la Jungla 4. A saber: EL MONTADOR (Nicolas de Thoth), el director de arte (Beat Frutiger), un asistente de producción (Gregory J. Pawlik Jr.), el supervisor de efectos especiales de New Deal (Roy L.Downey), uno del departamento de sonido (Jason W.Jennings) y hasta un doble (Robert Alonzo).

Sin embargo, dudo (por lo rebuscado) que usted hablara de esta conexión. Hay otra conexión más sencilla:

William Wisher Jr., que es uno de los guionistas de T1 y de T2 y amiguete de barbacoa de Cameron (sale de actor pero solo en las películas de Cameron), también es uno de los productores ejecutivos de Jungla 4.

Sin embargo, como su post es un arrebato de pura acción (comparto al 50 % su arrebato), creo que la conexión de la que usted habla es:

Aparte de Jeff Olm que trabajó en los efectos especiales de Titanic y también lo hace en Jungla 4, el auténtico nexo es Pat MacClug, SUPERVISOR de efectos especiales de la Jungla 4 pero también de Aliens, Abyss y Mentiras arriesgadas.

De acuerdo, soy un frikie del imdb pero no sufra su admiración por mi en silencio y admita que soy el puto amo.


P.D: Seguro que Jungla 4 es peor que Misión imposible 3, auténtica joya del cine de acción del último lustro. Y se lo demuestro cuando quiera.

Anónimo dijo...

Por cierto, olvidé decirle que ha escrito usted un post cojonudo.

TioVania dijo...

Gracias, Mentalo. Me deja usted descolocado, qué dominio de la imdb, la virgen. Por supuesto, me refería a William Wisher, que de todos esos que cita es el único que tiene el puesto suficiente -en T2 y aquí- para influir tan decisivamente.

Y tranquilo, baje la cresta. No hace falta que me demuestre nada sobre MI-3: coincidimos. JJ Abrams se ha convertido en una de mis debilidades como realizador: sólo le hicieron falta 20 minutos de película para dejarme flipado.

Saludos.

Miss Julie dijo...

¡Oh, my God! Pero que contramodernos, contraculturales y contraresabios son ustedes, por favor...

¡Qué dominio del IMDB! Y sí, sí, lo confieso, la Jungla 4 es peor que Misión Imposible 3, pero mejor que Mandíbulas 2 y y muchísimo mejor que COCODRILO DUNDEE 23... ¡Me rindooooo!

Anónimo dijo...

Hay que reconocer que dices verdades como puños. Como puños de John McClane.

Anónimo dijo...

yo venia con la intención de decir que me da mal fairo. que terminar una escena con un muñequito de Terminator, que se cae y hace petar una bomba, pues eso, que no me gustaba (a no ser que el Terminator sea un recurso de anticipación, que todo puede ser; solo he visto 10 minutos de la peli, que conste). o sea, venia a decir que pintaba mal. que iba a ser cutre. que seria una tomadura de pelo. entonces enciendo la tv, pongo Cuatro y veo como los guionistas de Las Vegas se cargan el personaje de Lara Flynn Boyle....acojonante que eso passe un filtro de guionistas, productores y director..........
http://youtube.com/watch?v=tR35QIjwJjw
"Volaré, Ohhh Ohhhh......."
para mear y no echar gota.....por supuesto, toda la mala baba anti-Dead hard 4 se me ha pasado de golpe...........
(en serio, que demonios se fumaron?¿?)

thehardmenpath dijo...

Joanarcaic, debe revisar el cameo de Van Damme en Las Vegas, que es de los mejores de los últimos años (Sí, MEJOR QUE EL DE FRIENDS, VANIA)

Reconozco que la primera vez que Vania me habló del síndrome del gemelo albino pensaba en éste como una representación-sinécdoque de una secuela tan tan pálida, si la comparamos con la original.

Cris dijo...

Pedazo de postazo que te has marcado, Vania.

Me pongo literalmente (sí, lástima que no me veas) a tus pies. Es difícil encontrar gente que escriba con tanta propiedad de temas mainstream que, al final, es a lo que acabamos dedicando más tiempo. A no ser que intentemos ligar, claro.

Insisto, a sus pies! :)

Anónimo dijo...

Chapeau! Tremendo post, sí señor. No puedo estar más de acuerdo en casi todo.

El cine llamado de acción ha sido siempre un género bastante satanizado por el mundillo cinéfilo crítico. Es lo que es, y punto. Y no es poco. No puedes ir a ver T2 con el mismo prisma con el que uno va a ver una reposición de "Fresas Salvajes". Hay que saber qué es lo que se va a ver y, sobre todo, tener ganas de verlo.

Entre mis recuerdos de butaca de cine siempre quedará remarcado el día que vi T2 en el maravilloso cine Rex de Murcia. Ya con los títulos de crédito se me pusieron los pelillos como escarpias, al son de Brad Fiedel entre columpios ardiendo.

Y sí, considero que la Jungla 1 es una pequeña gran joya del cine de acción. Y True Lies una peli mucho más grande de lo que muchos han dicho.

Enhorabuena por el post, tío.

P.D.: No nos engañes, Vania. Sabiendo lo que te gusta la "luna americana", la verdadera conexión de la que hablas entre Cameron y DH 4.0 es un tal Jeff Murrell, acreditado en la imdb como "chief lighting techinician" en Die Hard 4.0, y que aparece como "electricista" en Mentiras Arriesgadas... ;-)))))))))