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14 de julio de 2009

Los cinco deditos del anglo-catetismo periodístico

El meñique, alfeñique de una agencia de prensa, fue a una rueda de ídem veraniega en la que se mencionó que el bebé, de origen marroquí, se llamaba Rayán.

El anular, un jodido ignorante que no leía libros pero tenía dos carreras y un máster, transmitió el dato sin ponerle el acento: Rayan.

El corazón, director de un programa radiofónico, sí leía libros, pero como lo más que conocía de Marruecos eran los porros y la verja, pronunció el nombre tal cual lo leyó: [ráyan]

El subnormal del índice, que en realidad eran miles y se dedicaban a cortapegar lo que oían (no escuchaban) en otros medios, dio por hecho que hay marroquíes anglófilos que se llaman Ryan y lo metió en un titular de portada.

Y el pulgar que se suponía que era el filtro pero estaba obeso de tocarse los huevos, dejó que ese titular se publicara. Era el responsable de los becarios, ¡pero como si no!


Total, era verano.

Todo el año.

30 de noviembre de 2008

Inocente!

Francamente, se me hace difícil seguir leyendo sobre el asunto de los derechos de autor y el P2P. Sabemos que quienes defendemos las redes de intercambio libre tenemos la razón y que todo está ya dicho, pero también que, en el fondo y como todas, ésta es una batalla perdida. Pero de vez en cuando llega alguien como el Pianista, da un puñetazo en la mesa, y se casca un post imprescindible que hace que uno sueñe; que sueñe con una repercusión a la altura del texto, que haga que otros autores lo reflejen y lo implementen, y lo reboten hasta hacerlo accesible no sólo para los ordenadores sino también para las mentes de los que tienen capacidad de decisión en estos asuntos y aún no han perdido la integridad a base de estrechar manos y cheques. Un post que ilusiona. Llámenme inocente.

«Además, ¿no hay un contraste sorprendente entre el alcance global de la lucha contra el P2P y la relajación con la que se combate el top manta? Todos esos ridículos anuncios que el Ministerio de Cultura paga a precio de oro intentan convencernos de que no descarguemos obras, no de que no las compremos en el top manta. ¿Por qué?

Porque la oferta del top manta reproduce las imposiciones culturales del mainstream. En el top manta sólo se venden best-sellers y blockbusters. Representa un diezmo económico, pero es una pérdida asumible, un mal menor. Sin embargo, el P2P es un verdadero desafío al sistema, porque rodea sus imposiciones, recupera títulos que las grandes empresas decidieron enterrar, permiten que el espectador/oyente configure su propio catálogo cultural, fomenta la distribución horizontal, permite una comunicación directa entre el autor y el espectador. En definitiva, revive a la bestia negra de una empresa global de distribución de contenidos: la libertad.»

No, en serio: llámenme inocente. Lo soy, y usted también. A ver si se enteran de una puta vez: Mea Culpa y Caga Leyes.

Edito al día siguiente: ELPAÍS.com publica –titulándolo con la brillantez habitual– el decálogo de falsedades que nos intenta colar el Ministerio de Cultura. Véanlo aquí.

10 de julio de 2008

La web de la SER es una puta mierda

He sufrido en mis carnes el fango operativo del maremágnum de empresas del Grupo PRISA, pero no crean que les guardo rencor. Les diré que soy oyente cérrimo de la SER desde chiquito, porque ya saben que esto de las radios es como el equipo de fútbol o la adscripción política: se hereda como el mueble del despacho. No obstante creo que hacen una radio cojonuda, la más conservadora (!) con mucha diferencia, pero la más potente al fin y al cabo.

Eso no quita para que no me dé vergüenza ajena cada vez que abro su web e intento echar una oreja a lo que han emitido el día anterior. Ahí es cuando la SER deja de ser, se desmonta como un cacharro de mercadillo. Eso es lo que es la web de la SER: un trasto, un apéndice atrofiado que a la empresa parece importarle un cojón... mío. Me pondré más borde: hay alguien en la web de la SER que no está haciendo su trabajo, y tiene a su cargo media docena de mantas zamoranas que no saben hacer la o con un canuto o están tan mal pagados que han decidido boicotear la web desde dentro. Por ejemplo, un audio del estupendo programa de Toni Garrido en Radio Nacional de España (denle al recuadrito de la izquierda):



y ahora compárenlo con esta puta mierda:


Explíquenme la calidad de ese sonido, porque yo no la entiendo. Háganme comprender por qué la SER es capaz de colgar esta chusta inmunda, a decenas de años de desarrollo técnico de RNE, de una radio que está a cargo de funcionarios.

La calidad de los audios de CADENASER.com es lamentable, lo han visto: es común que suban esta morralla inaudible. Las radios civilizadas suben los audios completos de sus programas, como es natural, mientras que en la web de la SER suelen comenzar en mitad de un anuncio o terminar en plena frase de uno de los invitados del segmento; los programas están siempre incompletos, y las partes disponibles –no hay explicación de por qué unas se suben y otras no– se exponen troceados en segmentos de índole incomprensible. He roto a escribir esto al intentar oír la edición de anoche de Hora 25: éste de aquí es el volumen al que la han colgado. Los ácaros de mi sofá hacen más ruido.

El podcast es parecido. Todos los audios empiezan con un tipo de voz muy poco radiofónica diciendo: a continuación escucharás una grabación del programa X, que te has descargado en el pózcast (sic) de cadenaser, puntocom (lo que es información útil, digo yo), a lo que sigue un anuncio específico para ese mp3, de cualquier producto, porque la SER no gana suficiente dinero, como todo el mundo sabe, y tienen que amortizar hasta el papel higiénico. Los cortes están tan fragmentados que intentar encontrar uno en la lista acaba siendo una tarea irritante; cuando ha habido fútbol es corriente tener que saltar por entre una docena de cortes de medio minuto del Carrusel Deportivo, en los que se cantan, uno por uno, los goles de la jornada anterior. En resumen: buscar algo en el podcast de la SER es como perseguir una mariposa por una pradera llena de boñigas.

Edito dos días después: esto debe de ser una broma. El Hora 25 de anoche (día 11) en la web consta de tres cortes; el primero empieza mucho antes del segmento correcto, que consiste en un paisano hablando del 11-M (sí, lo sé) durante 9 minutos, hasta que la emisión se corta dando paso a 12 minutos de silencio. Los audios de la primera y la segunda horas del programa duran apenas un minuto. Empiezo a pensar que el que se encarga de este programa en concreto es una clase de imbécil especial y completamente nueva.

Pero no es sólo un problema técnico, ni tampoco se puede achacar a los becarios; de becarios es ignorar una sigla porque casi no se pronucia y yo qué voy a saber, no comprobar la redacción y el cortapega de los textos antes de publicarlos, o las erratas de mecanografía, que aquí son tan pero tan comunes. En todo caso, hay alguien supervisando, se supone, un alguien, un... ¡Un periodista! El 5 de mayo tuvieron el cuajo de publicar esto, pinche para ampliar:


... que es lo peor, en términos periodísticos, que yo he visto en un medio de primera fila. Ni El Mundo publica basura con este desparpajo. Pasemos por alto la obsesión por las mierdecillas sobre el PP, que entendemos y hasta disfrutamos en ocasiones, en ese picoteo sistemático del adversario que yo llamo Rottenmeyerpolitik: alguien debería haber bloqueado la publicación de ese se-dice-se-comenta sin sentido ni contenido. Créanme si les digo que esa castaña no es demasiado extraña en la web de la SER; la calidad general le ronda, haciendo melé las cagadas técnicas con las periodísticas y las de diseño. Digan lo que quieran, pero mi opinión es que estas chusteces, en un medio de prestigio, deberían provocar algún despido, o lo que sería más apropiado, un traslado fulminante al departamento de deportes. No me darán esa satisfacción.

28 de abril de 2008

Información de interés público

He pensado que es conveniente un pequeño post informativo para aquél a quien pueda resultar de utilidad:

La expresión “buenos días” –y todos sus derivados– constituye un saludo mediante el que se desea buena ventura al interlocutor en los próximos días de su vida o hasta la próxima ocasión en que ambos se encuentren, en la que podrán renovar tal deseo. De ahí que en ocasiones se concrete dicho deseo añadiendo “... tenga usted”, o que el interlocutor complemente la expresión con la respuesta: “... nos dé Dios”.

Siendo así no hay razón alguna para inferir que al decir “buenos días” estemos haciendo ningún juicio acerca de la calidad de dichos días, o de cualesquiera venideros.

Por lo tanto, el próximo que, en comentando una mala nueva, a un “buenos días” le añada un “... por decir algo”, se va a llevar una hostia en los morros.

Gracias.

10 de enero de 2008

País...


Convenio de 1949. Color de 1949. El idioma por defecto es el francés.


* Si es usted mujer, sin duda ha pedido permiso a un varón para conducir. Denos su nombre, él es con quien hay que hablar.
** Por si usted nació en un hospicio, burdel, establo, pajar, o debajo de un puente.
*** Por si nació usted en el siglo XIX, o en otra época en la que la gente no sabía estas cosas.


El mismo puto documento desde 1949.

31 de octubre de 2007

30 de octubre de 2007

Cosas que no están tan mal

Comprarse un niño. Hay gente que las pasa canutas para adoptar un bebé en el infierno del Tercer Mundo, o en ese purgatorio industrial llamado China. Cuesta un ojo de la cara y la mitad del otro huevo, y total, ¿para qué? Para alimentar un sector servicios gubernamental que proporciona niños (niñas, por lo común) a precio de soborno militarizado. Que les zurzan, pongámoslos a la venta aquí. Que los chinos y chinas que vienen aquí, inmigrantes dignos y trabajadores, se dejen de copiar cedés en un subterráneo y empiecen a copiar chinos. Que sustituyan sus torres de tostar por colchones de los que fabrican sus primos en ese polígono de Fuenlabrada, y se pongan al tajo en grupos de 50. Lo vi hacer en una película. Además, en el Rastro quedan tres metros cuadrados libres en los que caben dos puestos de bebés chinitos, a 2.000 euros el kilo, que es bastante menos de lo que pagan los abnegados padres por una adopción en origen. Mercado libre: ¿no queremos arroz? Pues taza y media. Así nos quitamos de en medio toda esa escoria virulenta de oficiales y suboficiales y capos del Partido que supervisan ese comercio chino de la carne, que no es pollo ni ternera sino niña tierna, de hecho mucho más tierna que la que se vende al sur, en Indonesia. Que Mercamadrid abra un chiringo de importación, y a tomar por el saco. Entreguemos China al Capital de una vez por todas, y que los pobres labriegos del arroz, cuyas tierras de cultivo han quedado a varios metros por debajo del agua en la presa de las Tres Gargantas, le puedan regalar un futuro a sus hijas. Hay miles, qué digo miles, cientos de parejas que desean tener una pequeñina asiática a la que querer con todo su corazón y sus carteras, y llevarla de paseo al Corte Inglés para que aprenda lo que es el Primer Mundo. Si un padre, en cualquier lugar del planeta, es capaz de vender a su hijo, es que vive en tal caldera de desesperación que la mera intención debería hacer comprender por qué su hijo merece ser vendido. Bien sea por la desidia de un padre borracho o maltratador, o por la rendición de quien sabe que no hay futuro para su criatura con él, ese niño merece ser el objeto de una transacción económica sincera, regulada por Hacienda, a la vista de todos, y no de esa pantomima burocrática y en general dictatorial –valga la expresión– en la que consisten los sistemas de adopción tercermundistas, en especial el chino. De esa manera, todos ganan: los padres ahorran un valioso tiempo en papeleos, y por cada factura hay una niña salvada de la miseria. Y aprovechen las ofertas.

Prohibir los Juegos Paralímpicos. Vaya gilipollez lo del afán de superación de un saltador multi-amputado que es capaz de manejar una pértiga con la nasal. Lo único que ha superado esa persona es el sentido común. Créanme, respetables tullidos: no necesitan demostrar nada. Es una putada su problema, de eso no hay duda, pero no lo es menos por el hecho de tener una medalla de bronce en anillas sin brazos. El único modo en que eso va a repercutir en sus vidas es que tendrán que entrar en los sitios de canto, porque los hombros no les cabrán por el marco de la puerta. En cuanto a los efectos psicotrópicos de una hazaña física (aquello de superar la depresión que arrastran desde aquel accidente) pueden ser suplidos con medicación, o con una sencilla terapia psicológica. Bueno, retiro lo de sencilla. Pero de verdad, tienen que saber que no son más válidos por ganar una medalla en tiro al plato disparando con el omoplato. ¿Se dan cuenta de que si una persona con miembros hiciera eso, sería en Jackass? Es ahí a donde pertenecen ese tipo de logros, a los programas que los desgraciados normales vemos para sentirnos agradecidos por nuestra cordura, o por nuestra miserable vida. ¿Saben en qué cuatro países se celebraron las primeras cuatro para-olimpiadas, en los años 60 y 70? Italia, Japón, Israel y Alemania. ¿Alguien más ve un patrón, un cierto complejo, la necesidad de lavar una mala conciencia por algún oscuro pasado? En serio, un ciego no es mejor persona por ganar un premio al mejor paquete en una competición ciclista. Y aunque así fuese, el camino no es repetir las estupideces atléticas que llevan a cabo los humanos completos –en el sentido físico y salvando la circuncisión– entre flashes fotográficos y jueces de línea vestidos de chiste. Algo así sólo sería comprensible si tanto esfuerzo sirviese para algo de verdad. Hagamos unas olimpiadas en las que un señor sin brazos ni piernas tenga que nadar por su vida contra la succión de las hélices de un trasatlántico. Eso sí merecería una medalla, joder.

El turismo sexual. Cuando uno va de vacaciones lo que busca son varias cosas: conocer nuevos horizontes –en el sentido literal y en el figurado–, relacionarse con gente de la manera más placentera posible, relajar tensiones vitales del modo más ameno al alcance, quizá hacer algo de ejercicio, comerse cosas exóticas y que lo follen a uno hasta borrarle la memoria. Adelante, háganse los estrechos, pero es así. Un modo de viajar que hasta hace poco era típico de la gente joven y de los países protestantes se está generalizando ahora de forma tanto geográfica como demográfica; los viajeros ibéricos, que han accedido hace poco a la pela y a la modernidad moral, la gente madura y en especial las mujeres, que ahora viajan solas y sin permiso del marido –ni puta falta que hace–, recorren el mundo frenéticos, frotándose contra los troncos de las palmeras. Es natural, es divertido, está bien. No debería escandalizar a nadie que las alumnas de tercero de trabajo social viajen a Cuba después de los exámenes a probar el dulce mango del trópico, a retozar con la anaconda negra. Los ingleses bajan a la Costa Brava como una estampida de búfalos buscando cachondeo y cabinas de teléfono que destruir. Niñas americanas de universidad bien se van de spring break a Florida, creyendo que es otro país, con el sueño inocente de aparecer en un vídeo porno en internet. Ejecutivos de todo el planeta van al sudeste asiático a sacudirse el estrés laboral en brazos de una hermosa niña de 14 años. ¿Y por qué no hacerlo? Al fin y al cabo, todas esas actividades son sin duda el motor económico de la zona, y por ende un activador inmejorable de la Globalización. Repito: háganse los estrechos. Nieguen en público que les interese este tipo de turismo, no me importa. Pero nieguen que le están dando una vida a muchas personas que, si bien no lo tienen fácil, lo tendrían mucho peor de no ser por el trabajo social que realizan. Sí, Trabajo Social. En una sociedad presidida por el mercado, el mercado gobierna las relaciones sociales, siendo el sexo la más apreciada de ellas, aquí y en la Cochinchina, nunca mejor dicho. Así nacen los lugares de turismo especializados: de playa, de montaña, de ocio, de arte, y de sexo. Sus lugareños se ganan la vida como pueden y tan pronto como lo necesitan. Y hay dos verdades innegables: la primera es que si una niña camboyana tiene posibles para estudiar ingeniería de caminos, no duden que lo hará. Pero no se sorprendan si no es así, y tiene que integrarse a los 13 añitos en el mercado laboral de su lugar de residencia, proceso que, las más veces, empieza por columpiarse en el regazo de un contable cuarentón de Boston (uno que anda siempre por allí). La segunda verdad es que si las autoridades suprimiesen este tipo de negocio, como mucha gente propone, sólo estaríamos hundiendo a esa niña en la miseria, aún más. Somos unos ingenuos peligrosos si creemos que al acabar con el turismo sexual con menores los estamos salvando de una vida puta. Tendrán la misma vida que llevan, pero con 50 dólares al mes de menos, y en lugar de ser vejadas por los turistas se lo harán los adolescentes del lugar, esnifadores de pegamento o lo que gusten hacer en su tiempo libre, porque eso es todo lo que les habremos dejado: tiempo libre. De ese modo las niñas del sudeste asiático perderán una forma de ganarse la vida que además goza de esa cierta etiqueta y buen gusto occidentales, que a la hora de ir de putas siempre es de agradecer. Porstíbulos internacionales. Es el principio rector de nuestros tiempos. La demanda habla y la oferta responde, y eso, y no otra cosa, es la Globalización: ir a joder a los países pobres.

14 de agosto de 2007

Argentino cabrón

Qué sorpresa me he llevado cuando he visto que alguien ha tubeado las gloriosas llamadas telefónicas de un argentino cabrón, un reverendo forro de las ondas que recibe el título de Dr. Tangalanga.

Ahí donde lo ven, a sus 91 años de puto, todo el act de este petiso consiste en tocar la moral por vía telefónica a todo cuanto se le pone por el medio a él o a cualquiera de sus admiradores. A saber, si yo tengo un vecino cuya perra no para de ladrar y me tiene toda la noche agarrado a la lámpara, puedo hacer dos cosas: una, llamar a su puerta y cagarlo a trompadas, con el consiguiente riesgo para su salud; otra, consignar al Dr. Tangalanga, nacido Julio Derizio, para que lo llame desde un teatro y se cague en la puta que lo parió de parte nuestra. Mucho más sencillo.



Otros llamados son un vendedor de cedés truchos, un colombófilo (o puto, es todo lo mismo), un boludo que aparca como el culo, o un tano hilarante que no deben perderse. Cuando no hay quejas de particulares, el doctor se dedica a llamar a anuncios de contactos gays para preguntar por el tamaño de las pijas, o a líneas de tarot para putear al personal, o que le rompa el orto una umbandista violenta. Ocasionalmente Tangalanga se topa con la horma de su zapato y recibe una respuesta a su altura; es el caso del encargado genial de una canchita para nenes.

Tangalanga empezó a gastar bromas para entretener a un amigo convaleciente. Años después, retomó la afición para entretenerse él mismo mientras se curaba una hepatitis. Fue ganando adeptos y decidió hacer lana con ello, porque el que no es cojo es puto para alimentarse, y Tangalanga no es puto, sino reputo. En la actualidad lo llaman desde los países vecinos a su Argentina para que vaya allá a joder, mostrándoles toda la mala leche de la que un bonaerense es capaz, y eso es mucha y muy agria.

Además de en su web, emuleando encontrarán carros y carros de emepetreses con la mierda de este ilustre sorete. Disfrútenlos. Y si tienen problemas con el idioma, acudan al diccionario.

6 de julio de 2007

Guardería

Al parecer, Zapatero Presidente se propone hacer de la educación infantil española algo universal y público, como el resto del sistema de enseñanza (pública, se entiende), y los medios se han lanzado a comentarlo. Y gracias a tanta cháchara se puede adivinar cuál es la siguiente palabra proscrita, la que tiene los días contados hasta su entrada en esa lista de lo políticamente incorrecto que va creciendo como una hiedra por encima del idioma.

Se trata de guardería. Desde el debate sobre el estado de la Nación he escuchado a varios individuos –e individuas, como diría Pérez-Reverte– que hay que usar “escuelas infantiles” o expresiones similares, ya que guardería es palabra fea. ¿Por qué? Pues verás: un niño no es un objeto que se guarda por ahí, como un abrigo en un armario. Ya está bien de tanta insensibilidad con las criaturas.

Es otro ataque de lo que Enrique Pinti llamaría la izquierda pelotuda; la que lleva el Manual del Talante en la misma mano en la que la derecha lleva el Catecismo, y lo blande contra los demás con la misma falta de juicio. No me entiendan mal: no se me ocurre poner al mismo nivel las dos actitudes, pero coño, ese piloto automático en la ideología ha sido siempre propio de la derecha.

Guardería viene de guardar, que a su vez viene del germánico warde, que significa mirar algo, con atención, como el que supervisa o vigila. No es extraño que mirar se diga guardare en italiano o regarder en francés. No tiene nada que ver, por lo tanto, con lo que creen estos capullos: el guardar de los objetos, al que ha llevado al español ese matiz concreto de "proteger" y "velar por algo", que es, digo yo, lo que se hace con los niños en las guarderías, y no meterlos en un baúl o algo parecido. En resumidas cuentas, la misma estupidez de la que se alimenta esta idea de corrección política que va a terminar por ponernos una mordaza a todos.

Lo digo otra vez: hay una izquierda que es de derechas. No es toda y no lo es todo el tiempo, por fortuna. Pero da más rabia, porque de la derecha uno se espera estas cosas. Se supone que la izquierda es la del progresismo, y para progresar hace falta analizar el estado de las cosas, someterlo a crítica, y cambiar lo que no está bien. Hoy en día la izquierda main-stream va en ese plan, pero saltándose el análisis y la crítica racional, recurriendo a ese libro de estilo prefabricado. Gracias a él se confunden la equivalencia con la igualdad, la naturaleza con la represión, y el respeto con la tolerancia; igual que los fachas confunden la moral con la opinión, la ley con la tradición, lo bueno con lo normal y la familia con su familia.

No sé si en Alemania –o en el mundo anglosajón, donde también se utiliza– hay corrientes de cuasipensamiento que reclamen la eliminación de kindergarten (guardería) del vocabulario, por no tratar a los niños (kinder) como si fuesen algo así como un manojo de nabos que uno planta en el jardín (garten). Aquí sí va a pasar de aquí a un par de años, o esa sensación tengo a juzgar por lo que he escuchado estos días en crónicas y tertulias. A saber qué dirán cuando corra la voz de que mujer viene del latín mulier, -eris, cuyo origen indoeuropeo está arraigado en conceptos como “blando”, “flojo” o “débil”. Fijo que propondrán que eliminemos la palabra mujer del castellano, por perpetuar estereotipos sexistas... o algo así. Amosnomejodas.

30 de mayo de 2007

Mala prensa

Esta mañana me ha dado por encender la radio, Cadena SER. Lo primero que escucho es a Francino presentando la sección de hoy de Bernat Dedéu, un periodista que vive en Nueva York y contribuye al programa con su perspectiva privilegiada. Desde lo alto de un rascacielos, digo yo. Después de Jon Stewart y Stephen Colbert (!), hoy hablamos, dice Francino, de otro cómico: Bill Maher. Lo pronuncia “májer”, que es empezar mal. Se conoce que la SER no tiene becarios suficientes para averiguar cómo se dice un nombre extranjero, empezando por el propio autor de la información, que pronuncia el nombre correctamente dos o tres veces dentro de la pieza que se escucha a continuación, lo que hace que un fallo así –minúsculo, insignificante, digan lo que quieran– no tenga perdón. Lo siguiente es una pequeña biografía de Maher en la que varios datos bailan o sencillamente son erróneos; los reproduciría, pero sólo me acuerdo del referente a su edad: “cuarenta y tantos”. Eso es rigor informativo. Tiene 51. De nuevo, entrar en su ficha en la Wikipedia es demasiado trabajo para el periodista, y los becarios se dedican a cosas más importantes, como cambiar el filtro de la cafetera.

A continuación, meten dos audios de Real Time with Bill Maher. Del programa de hace dos semanas, no vayan a pensar que han investigado para encontrar las palabras más representativas. Pero aquí viene lo grande. En el segundo corte, Maher habla sobre la visita de Tony Blair a George Bush con motivo de la retirada política del primero. El chiste: “Dick Cheney had to be restrained, because usually when he sees two lame ducks, you know (a Dick Cheney tuvieron que encerrarlo, porque cuando ve dos 'patos mareados', ya se sabe)”. Hay que explicar que lame duck es como llaman por allí a un responsable político que no puede o no quiere presentarse a la reelección; aunque no haga falta explicarlo, el chiste que hace Maher, usando la expresión al pie de la letra, pone a Bush y Blair en la misma tesitura que al abogado al que Dick Cheney pegó un tiro en la cara durante una cacería, hace algún tiempo. No hay mucho más que decir sobre un periodista que comete la torpeza de escoger un bit intraducible para su programa de radio. Aun así no parece un problema muy grande si uno tiene un poco de salero: “cadáver político”, “político cadáver”... en fin, ya me entienden. Pues adivinen cómo lo ha traducido.

¿Lo quieren saber?

¿“Two lame ducks”?

¿En la SER, que es la mejor radio de España, al menos hasta que alguien me demuestre lo contrario?

¿Se lo digo?

¿...?

Ahí va.

“Dos perros lamiéndose el culo”.

Sic.

Quiero pensar que ha sido poca creatividad en la traducción, y no que un habitante de la Gran Manzana haya creído escuchar “lame dogs” y crea que eso significa “perros lamiendo”. Debe de ser que me queda algo de buena voluntad en el cuerpo. Yo he tardado 8 segundos en encontrar con Google una trascripción del chiste (aquí, en el 18-19 de Mayo... ya se lo decía yo: ¡el penúltimo programa!) y dudo mucho que yo sea más listo que el Sr. Dedéu o que él no tenga una conexión a Internet a mano. Más creo que es un problema de falta de seriedad, de escrupulosidad en el trabajo. No hace falta ser un perfeccionista, aunque serlo nunca perjudicó a los resultados, sino todo lo contrario; basta con ser metódico, concienzudo. Lo que de toda la vida se ha llamado ser un profesional.

Resulta que la comedia americana es de las dos o tres cosas de las que sé algo (sobre Maher escribí esto). En el resto de las cosas soy un completo ignorante. Si lo primero que escucho en una radio sobre cómicos americanos, esos que no llegan a saltar el Atlántico, es una sarta de chapuzas periodísticas que me da vergüenza ajena, ¿debo suponer que cuando hablan de índices bursátiles, agricultura ecológica, bádminton, en fin, lo que sea, la están cagando de forma semejante? Extrapolando, parece lo más probable. Que en cada párrafo que dicen en el Telediario me estén colando una falsedad rotunda, dos o tres inexactitudes, una mala elección informativa general, que un tercio de los nombres estén mal pronunciados, y la traducción sea más que nefasta. Esa posibilidad me acojona. Pongan un informativo televisivo, el que sea, y cuenten los segundos hasta ver un rótulo en pantalla con una errata o una falta de ortografía. Les aseguro que no tendrán que esperar mucho rato.

Y digo yo. La política nos la cuentan los periodistas. Las elecciones, la crispación, la guerra, el terrorismo, nos lo cuentan los periodistas. La ciencia nos la hacen llegar los periodistas. La televisión la hacen los periodistas. Las novelas las escriben los periodistas. A los presidentes los eligen los periodistas. El mundo lo inventan los periodistas.

La hemos cagao.

4 de mayo de 2007

!!!

Jaume Figueras hablando de Spiderman 3:

La última media hora... un poco larga... demasiados malos y héroes peleando.

Bienvenido al tercer acto de una película de acción con superhéroes. Capullo.

2 de mayo de 2007

Subnormales

Reivindico la brutalidad policial para con la panda de subnormales que ha arrasado mi calle esta noche, en el centro de Madrid. Docenas de imbéciles enkalimotxados, arrancando un contenedor de vidrio y volcándolo en medio de la calle, llamando a gritos a los antidisturbios que se desplegaban a doscientos metros.

Cuatro o cinco contenedores de basura tumbados treinta metros más abajo, y una chica afanándose por recogerlos y apartarlos de la vía. Otra muchacha encapuchada, tumbándolos otra vez, a coces, desafiando a la primera. La igualdad mejor por abajo, ya se sabe. Otro mamón, durante toda la escena, pateando una papelera sin conseguir arrancarla. Poco después aparecía un colega con una al hombro, para lanzarla contra la nada; la papelera caía al suelo a dos metros, pero él ya se ha dado media vuelta y ha huido de la misma nada, como si hubiera hecho algo. Mis felicitaciones a los que fabrican las marquesinas de las paradas de autobús: otro payaso intentaba sin éxito romper sus cristales, con un trozo de hormigón pescado en el único descampado de la calle. Y otro por ahí cantando “A las barricadas”. Cómo se atreve. Gilipollas.

Lo que son las cosas. Joven y de izquierdas, y todo el tiempo lo he pasado deseando que apareciese la madera y le rompiese los piños a alguien. Cruzando los dedos para que un agente anduviese tan fino de puntería como para atinarle un gomazo en los huevos a alguno. Lástima, no ha sido así. Los únicos pelotazos de goma que he oído disparar han sido en la distancia, y cuando los antidisturbios han pasado bajo mi ventana esa manga de ignorantes ya había salido perdiendo el culo hacía rato. Valientes como ellos solos.

Segunda oleada. Me pregunto qué parte del pastel hay que repartirles a sus padres, que posiblemente hacían lo mismo una noche como ésta hace treinta años, quizá por una razón. Han criado una panda de cabestros que están dispuestos a reventar un barrio entero por defender el derecho a hacer botellón. Y con vino malo, no me jodas. Tres pijas suben desde Gran Vía enseñándose la ropa que acaban de mangar del escaparate roto de una tienda. Ése es el fruto para la sociedad de la protesta de hoy. Tercera oleada, residual. Los retrasados retrasados. Vienen huyendo, y yo ni siquiera llego a ver de quién huyen.

La huída es su estado natural, su rutina vital. Huída de la realidad, de la responsabilidad, de su pasado insípido y especialmente del futuro. Huyen de sí mismos, hay que ser desgraciado; y para ello usan la Fiesta, el Kalimotxo, el Botellón, y ahora, la bronca callejera. La nueva Movida Madrileña.

Me alegro de escribir de noche y dormir por el día. Mientras yo esté descansando, estos jodidos zombis estarán aguantando clases de asignaturas que no les interesan, o echando horas en sus curros de mierda, agachando la cabeza ante sus jefes, reponiendo tarros de aceitunas en el Carrefour con la cabeza puesta en el fin de semana que viene. Poniéndole el culo a un Sistema que ni ven ni huelen ni sienten ni padecen. La profecía que se cumple a sí misma. Y el mejor momento del día de mañana será cuando se sienten a la cena y vean en las noticias la que prepararon la noche anterior. “Mira, papá, mira de lo que soy capaz”.

15 de diciembre de 2006

Crispin Glover es un capullo pretencioso

Ya sabíamos que este chico tenía algún problema. En 1989 rechazó volver a hacer de George McFly en Regreso al Futuro 2, porque le parecía un trabajo insulso y poco gratificante para su carrera de actor de arte y ensayo. Ya se sabe, aquello del “cine comercial” contra El Cine. Chorradas. Ironía: la película nunca hubiese sido tan buena si Crispin hubiese aceptado hacerla.

En esta tediosa entrevista, el hombre se muestra muy sorprendido con el momento actual de su carrera. Él, que pasó toda la década de los noventa comiéndose los mocos a la espera de papeles sugerentes en pelis vanguardistas y teatrejos experimentales. Él, que sólo conseguía papelillos insignificantes en películas que parecían llamadas a convertirse en clásicos contemporáneos y de culto festivalero, cine de autor con Foley, Boorman, Lynch, Hallström y Van Sant en películas de las que no se acuerdan ni ellos. Él, que acabó en Misión Explosiva para poder comerse un bocata de salami cerca de una tía buena.

Con el nuevo milenio hizo de tripas corazón, se resignó a hacer cine (puagh) comercial, y aceptó el raromalo de Los Ángeles de Charlie. Es más, ¡hizo la secuela, de la que pasó hasta Bill Murray! Eso es estar muy jodido. Y ahora le llama la atención que desde que recogió el plumaje, resignado, aceptando el Sistema, los papeles que le ofrecen son mucho más interesantes. Hasta Zemeckis, al que hace 17 años dijo que no, le ha vuelto a llamar para Beowulf. Y él no da crédito.

Crispin está en esa onda que considera el cine comercial una tienda de empeños llena de almas a precio de saldo, como si la esencia del medio fuese el Arte sublime, el discurso trascendente y la realización personal. El cine como elite. ¿En qué momento dejó de ser un espectáculo de circo para convertirse en la nata montada del siglo XX?

10 de diciembre de 2006

Con perdón

Lo que me he encontrado en libreXpresion.org me ha puesto una sonrisa en la cara. Sería tedioso linkar la cadena completa, así que copio dos de los comentarios a un post sobre la obra Me Cago en Dios. El usuario hirunatan dice haber encontrado por ahí una esplendorosa lista de salvajadas:

“Me cago en la Virgen puta y hasta en el corazón de Cristo”.

“Me cago en el puto niño Diosssssss”.

“Me cago en Dios, en España y me sobra mierda para hacer un castillo”.

“Me cago en Dios, en la Virgen y en todos los santos puestos en fila. ¡Y que Dios me perdone si me dejo alguno!”

“Me cago en Dios, en Buda y en las pelotas de Mahoma”. Lo que se dice ecuménico.

“Me cago en Dios y en el Copón Bendito”.

“Me cago en las tetas de la virgen para que el niño mame mierda”.

“Me cago en los 18”. Así oído suena suave, pero cuando a mi enfadado amigo le pregunté qué era (le habían rayado el coche con unas llaves), me explicó que se cagaba en los 12 apóstoles, los 4 evangelistas, en Dios y en su puta madre.

No sé si conocéis la Semana Santa de Sevilla... pero seguro que habéis oído hablar de la Macarena. Pues imaginaos una avenida llena de gente y esa imagen avanzando entre las cabezas. De pronto, en medio de la masa entregada al fervor religioso, se escucha: “Me cago en Dios... ¡Qué guapa ere!”. Era a la Virgen, claro.

Canción navideña: “me cago en el año nuevo, me cago en el año viejo, me cago en el arbolito y me cago en ti”.

“Me cago en tu dios”.

“Me cago en Dios y me limpio en las bragas de la virgen”.

“Me cago en los cuernos de Cristo”.

“Me cago en Dios y me llevo dos”.

... ¿qué me caerá encima después de esto?



Más abajo, el usuario Rawsock especula:

Por otra parte, me expliquen cómo cojones se caga uno sobre un ser inmaterial, omnisciente, omnipotente y omnipresente. Porque si Dios es inmaterial, nuestras defecaciones lo atravesarían sin hacerle daño alguno. El ser humano debería tener diarreas adimensionales con la misma longitud de onda que él para poder siquiera salpicarlo.

Pero supongamos por un momento que el ser humano puede cagar mierda adimensional. Y claro, si Dios es omnisciente, sabría desde la noche de los tiempos que alguien se iba a bajar los pantalones y plantar un pino en su coronilla. Es decir, Dios es capaz de esquivar zurullos como Neo.

Pero supongamos por un momento que el ser humano puede cagar mierda a velocidades que superan la de la luz. Entonces los troncos viajarían en el tiempo. Y Dios se encontraría en la cara heces que vienen de muchos siglos adelante, también llamadas Cagadas Futuras.

Sin embargo, dada la omnipotencia de Dios, podría parar las turdas como Neo en Matrix Reloaded. Incluso devolverlas por el continuo espacio-tiempo a sus defecadores originales.

¿Pero no nos enseñaron los jesuitas que Dios está en todas partes? Es decir: aunque Dios puede controlar la maldad y el terror como Koji Kabuto, su omnipresencia le hace tragarse todas las mierdas. Ya pueden ser reales o adimensionales. Dado el principio de omnipresencia, toda la plasta marrón que sale de todos los anos, tanto humanos como aliens, de todos los universos paralelos posibles, va a parar a la roñosa túnica de nuestro hacedor. Esto crea una paradoja con el principio de omnipotencia.

Por lo tanto, podemos llegar a dos posibles hipótesis: o bien Dios no existe o es un coprófago.


Espero que haya servido para iros metiendo por ahí el espíritu navideño. Por lo menos el mío.

13 de octubre de 2006

Estoy preocupado

Empiezo a pensar que el problema que tiene el audiovisual español no es tanto de semilla, sino de terreno. Nunca he compartido esa idea de que en España hay mucho talento por descubrir; siempre me ha parecido una afirmación tirando a temeraria, y bastante alejada de la realidad. Sin embargo, tengo que admitir que creo sinceramente que tengo futuro, y presumo de estar embarcado con mi socio en el mejor proyecto que ha visto este país en mucho tiempo. Si no me lo creo yo, es absurdo seguir adelante, y no puedo dejar a mi madre sola en esa fe. Así que tengo que asumir que si estamos mi socio y un servidor, y algún otro conocido mucho más talentoso y arrojado que yo, es porque sí existe ese cultivo de creativos de cine y tele.

Entonces, ¿qué carajo pasa? ¿Dónde encontrar la explicación para “El Mundo de Chema”, “Ellas y el sexo débil”, el refrito de “Anatomía de Grey” que planean Telecinco y Videomedia, y que apestará tanto como “Hospital Central”, “El Inquilino”, o la sola idea del remake de “Matrimonio con hijos”? Y eso es sólo en la superficie. ¿Dónde, en esta nueva época dorada de la televisión, las series espléndidas americanas, hechas por gente criada a la teta del cine, en cine y en panorámico, se siguen emitiendo en fullscreen? ¿En qué clase de país se concibe una actuación musical en playback, de modo que cuando no lo es se señala como un logro (voz y música en directo)? ¿En qué país se cortan las series nada más terminar la cabecera, o se inserta un corte publicitario 25 segundos antes del fundido a negro en el que encajaría de forma natural, o se corta una película en mitad de una pelea, como acabo de ver? ¿En qué país se ignora eso llamado fidelización, y se hacen dos temporadas de 13 capítulos en lugar de una de 26?

Aquí.
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En fin, que son ésas y otras doce mil chapuzas diarias, que junto con las que he vivido en mis carnes durante el último año y pico –hablaré de ellas en otro momento– me hacen preguntarme si, en el caso improbable de que existiese ese talento subterráneo del que hablan algunos, éste tendría manera de asomar. En los momentos de bajón me pregunto si no estoy intentando cultivar arroz en Almería. Quizá no hay manera, hoy por hoy, de hacer nada bueno en España. A lo mejor resulta que estamos en un erial en el que no puede crecer la hierba, después de cuarenta años de Atila y treinta de caballos.

9 de septiembre de 2006

Pepe Rubianes, actor homosexual y pro-etarra, insulta gravemente a España

Éste es uno de los títulos bajo los que aparece en YouTube el vídeo de Rubianes que tiene a todo el mundo cotilleando estos días. Le he corregido la puntuación y las mayúsculas, que ya se sabe que hay gente a la que no le puedes pedir que redacte como es debido. En descargo del que lo ha escrito diré que por lo menos España estaba con mayúscula. Y mira que me gusta poco meterme a comentar idioteces, más si son las que abarrotan los periódicos y las radios, pero es que ésta me toca la fibra sensible, qué le vamos a hacer. Supongo que igual que a la gente que abre el periódico cada día buscando con qué ofenderse hoy.

En su día colgué un trozo del vídeo bajo el título Amén. No tanto porque estuviese de acuerdo con sus palabras, que también, sino por la admiración que me despertó. ¿Por qué? Porque estoy harto de personalidades públicas, de periodistas, actores, tertulianos, contertulios y demás, de declarantes en definitiva, que hablan más con el monedero, la corbata o la boina que con las tripas. Estoy hasta los huevos de sucedáneos, copón. Por eso agradecí las palabras de este tío, y eso que no me cae especialmente bien. Si rastreáis el blog podréis averiguar qué opinión suele provocarme el intelectual-izquierdista-militante medio, actor para más señas, y esa opinión es mucho más sarcástica si encima lleva un pañuelito al cuello como el jodío perro aquél de Stan Marsh.

Lo que agradezco es que alguien deje de decir lo que se supone que debe decir, y diga lo que tiene que decir. Que hable con las tripas, o con el corazón, me es indiferente. Y no me digas que con lo que hay que hablar es la cabeza, porque te daré la razón. Pero lo cortés no quita lo valiente. Se pueden decir cosas sensatas, medidas con la razón y el sentido común, pero que sean verdad, al menos mi verdad. Cuando oigo la opinión de alguien, un amigo, un conocido, o un tipo al que veo en la tele mientras ceno, no quiero que me diga verdades universales, corregidas por el censor del qué dirán. Quiero que me diga su verdad, razonada e inteligente a ser posible, pero desde luego que sea con todas las letras y sin filtrar. Porque para eso ya estoy yo, que escucharé sus palabras y las valoraré, después de meditarlas, como crea que mejor... Qué carajo, las valoraré como me salga de los cojones, que para estamos en este mundo. Tú dices lo que te dé la gana, y yo opino de ti lo que me dé la gana. Ésa es la idea.

Foucault decía que la ambigüedad desplaza a la autenticidad en todas las cosas, y tenía razón. Y no es que todos los opinadores sean ambiguos, pero sí supeditan su juicio a una serie de máximas de corrección... diré magnánimas, que además de darme auténtico pavor –acaban siendo un instrumento de uniformización peligroso– me tocan la moral por lo mismo que los intelectuales y esa ralea informada: su complejo de superioridad.

Escuchando la tertulia de la SER ha quedado claro que nadie había comprendido realmente las palabras de Rubianes, cosa inexplicable ya de entrada, pero que además habían hecho caso al primer retrasado que, seguramente desde las ondas coperas y similares, haya vociferado en favor de la castración y expulsión de España del actor del fular. Y eso es muy triste, porque significa que, aunque digamos que no, el paso político de este país sí lo marcan los fascistas de toda la vida, los que se ventilaron al Lorca del que Rubianes anda poseído últimamente, y los nietos y bisnietos de aquéllos, que ahora censuran obras de teatro y ponen bombas en el camerino de Leo Bassi. Y lo que más me jode: son esos fachas los únicos que sí parecen estar hablando de corazón con todas sus gilipolleces sobre la desintegración de la Joya de Occidente y la rendición del estado de derecho y la invasión bereber y otros grandes éxitos de Aznar y sus esbirros.

Si Rubianes estaba hablando de una España es de ésa, de la de los próceres, los puritanos y los pantanos, no de la democrática y plural, de la de ahora. Pero nadie se ha enterado. Estamos todos demasiado distraídos con lo estupendamente que hicimos la transición y tal, y se nos han caído los huevos por el camino. Qué desteñidos estamos. Donde antes había rojos –rojo sangre, rojo corazón– ahora hay rosita pálido. El color del talante. Al final va a resultar que Pepe Rubianes es el menos maricón de todos.