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De ELPAIS.com:
... para un funcionario.
Vivimos en un país raro de cojones. Imagino que hay un grado hasta el que se puede decir eso de cualquier otro, pero esta España nuestra tiene que ser otra cosa. Desconozco si en Alemania, China o Francia, por decir, usan una expresión como ésa nuestra, “las dos Españas”. Lo dudo mucho. Los únicos países que se me ocurren donde sí es comprensible un dicho como ése ya no existen o están en vías de desaparición: Yugoslavia, Checoslovaquia, Irak; Sudáfrica podría valer, aunque si hace tiempo que no tenemos la bronca que han llegado a tener allí es debido a que aún no reconocemos a un derechista por el color de su piel, excepción hecha de Zaplana y Julio Iglesias.
Ahora que las generaciones que criaron garras por culpa de la Guerra Civil van muriendo o perdiendo la voz, se puede sentir un clima más civilizado, tampoco hay que negarlo. Basta con leer un periódico de hace 15 años para darse cuenta de que estamos mejor. Sigue habiendo mucho gilipuertas, eso es algo que nunca cambiará, pero la situación general hace pensar que poco a poco vamos avanzando. No se dejen engañar por noticias como la del secuestro de El Jueves. Por fortuna son palos de ciego –valga la expresión, por aquello de la Justicia–, de una de las capas de la sociedad más conservadoras por definición: el funcionariado.
Sí, han leído bien. La decisión de la fiscalía, encargándole a Del Olmo que persiga a una revista como no se hacía desde 1986 no tiene que ver con cuestiones políticas. No me parece que haya que mentar demasiado a la Libertad en este asunto, porque el palo que se ha llevado ha sido de rebote. Sí, coño. La fiscalía ha perseguido de oficio a El Jueves por pura y llana inercia funcionarial. No es extraño: si hay un delito tipificado, el particular no denuncia, y uno es un zombi intelectual que lo único que ha hecho en la vida es aprobar una oposición, algo habrá que hacer. Dicho de otra manera, hay gente que va por la vida cumpliendo las normas al pie de la letra, como si estuvieran redactadas porque sí; hay gente que ha olvidado que las leyes están para proteger a las personas, especialmente a las que no pueden protegerse solas, y la Familia Real, obviamente, no entra en esa categoría. Hay gente que para vivir necesita arbitrariedad, y el funcionariado está lleno de ellas. Y la judicatura, ni les cuento.
La Fiscalía se merece dos hostias, porque podría haberlo dejado correr, como ha hecho con El Jueves en muchas otras ocasiones. Pero el problema de fondo es constitucional: que exista el delito de injurias a la Corona. Un delito que pone a una familia española por encima de todas las demás. No voy a entrar en lo absurdo que es eso; la mayoría de ustedes son republicanos y yo también, y en España hay una sensación generalizada de que la cuestión de la Monarquía es una especie de tópico, un dilema moralmente resuelto; de que España es, en su cogollo, un país republicano y laico que arrastra por la Historia, como dos grilletes, la Monarquía y la Iglesia Católica. Ésa es la razón por la que, si mañana hubiese un referéndum sobre la forma de Estado, la República perdería miserablemente. Pero eso es otro tema.
La viñeta de Guillermo Torres no es de mal gusto. Es una sátira. Tiene bula para ser así. Es algo necesario, de ahí el título del post anterior. La sátira ha de concentrarse en lo feo, en lo negativo. Estoy seguro de que Felipe de Borbón no tiene esos michelines con forma de vulva, y desde luego ni él ni su esposa tienen esas napias de pájaro tropical. El dibujante también lo sabe. Y usted. Y los políticos. Pero la diplomacia logra hacer realidad extremos como que se monte un pollo por una viñeta que a todos los que la han mirado, a todos, les ha dibujado una sonrisa en el rostro. Claro, que unos lo tienen más duro que otros. Pero ya digo que esto no es como un país islámico en el que los que se encabronan por una viñeta lo hacen sinceramente y por simple y llana intolerancia. Aquí es todo una cuestión de etiqueta. Al ciudadano auténtico le gusta reírse, aunque sea de su puta madre. Recuerdan a Gila: “me habéis matado a un hijo, pero lo que me he reído...”. ¿O les parece casualidad que todo el escándalo empezase en un programa de cotilleos?
Es la única explicación de que la blogosfera se haya llenado de viñetas como las que posteé el sábado. Glenclous fue la primera que se hizo eco de ellas en su su blog. A partir de ahí empezaron a linkarlas en otros y en diez o doce foros, hasta que más de diez mil personas se pasaron por aquí para verlas. Parece una muestra de población lo suficientemente grande como para sacar conclusiones. Gente que venía de foros de cachondeo sin adscripción política, y de sitios republicanos y/o de izquierdas, nacionalistas de varias regiones... también de algún partido neocón, de webs de nazis, maldita la gracia, e incluso de un foro de la Menetérica. Y nadie las linkó poniéndolas a parir. Es más: nadie de quien tenga noticia comentó siquiera el fondo de los dibujos... porque no tiene por qué haberlo. Lo que importa es la coña, el chiste, la sátira, la Parodia Nacional, copón. El vistazo, la sonrisa y la vuelta a la página. No hay más. Esas diez mil personas me parecen una muestra de población inmejorable para poder llegar a la conclusión de que llevamos ventaja a los políticos y sobre todo a los jueces, muchos de los cuales todavía no han entendido que la sátira tiene que concentrarse por definición en lo más rastrero de la realidad; en cosas como la Patria, el electoralismo de los 2.500 €, la Iglesia y la Monarquía. La sátira tiene que ser de mal gusto. La sátira que resalta lo positivo de un asunto no es sátira. Es política.
Así que no se asusten, que no hay para tanto, al menos en este caso. Es pura estupidez, la corrección política de siempre. El día que nadie intente callar la boca a un cómico o a un artista, entonces es cuando realmente tendremos que preocuparnos. Vayan preparándose, que ese día está en camino. Hasta entonces, es sencillo: respondan hablando más y más alto a cualquier rama del poder que les quiera callar la boca. Ojo, eso incluye a sus jefes en la oficina, a sus padres y a sus profesores, y ustedes sabrán si a su pareja. Sean gruesos, incorrectos, malévolos. Tengan mal gusto, toquen los cojones. Sean libres.
Al parecer, Zapatero Presidente se propone hacer de la educación infantil española algo universal y público, como el resto del sistema de enseñanza (pública, se entiende), y los medios se han lanzado a comentarlo. Y gracias a tanta cháchara se puede adivinar cuál es la siguiente palabra proscrita, la que tiene los días contados hasta su entrada en esa lista de lo políticamente incorrecto que va creciendo como una hiedra por encima del idioma.
Se trata de guardería. Desde el debate sobre el estado de la Nación he escuchado a varios individuos –e individuas, como diría Pérez-Reverte– que hay que usar “escuelas infantiles” o expresiones similares, ya que guardería es palabra fea. ¿Por qué? Pues verás: un niño no es un objeto que se guarda por ahí, como un abrigo en un armario. Ya está bien de tanta insensibilidad con las criaturas.
Es otro ataque de lo que Enrique Pinti llamaría la izquierda pelotuda; la que lleva el Manual del Talante en la misma mano en la que la derecha lleva el Catecismo, y lo blande contra los demás con la misma falta de juicio. No me entiendan mal: no se me ocurre poner al mismo nivel las dos actitudes, pero coño, ese piloto automático en la ideología ha sido siempre propio de la derecha.
Guardería viene de guardar, que a su vez viene del germánico warde, que significa mirar algo, con atención, como el que supervisa o vigila. No es extraño que mirar se diga guardare en italiano o regarder en francés. No tiene nada que ver, por lo tanto, con lo que creen estos capullos: el guardar de los objetos, al que ha llevado al español ese matiz concreto de "proteger" y "velar por algo", que es, digo yo, lo que se hace con los niños en las guarderías, y no meterlos en un baúl o algo parecido. En resumidas cuentas, la misma estupidez de la que se alimenta esta idea de corrección política que va a terminar por ponernos una mordaza a todos.
Lo digo otra vez: hay una izquierda que es de derechas. No es toda y no lo es todo el tiempo, por fortuna. Pero da más rabia, porque de la derecha uno se espera estas cosas. Se supone que la izquierda es la del progresismo, y para progresar hace falta analizar el estado de las cosas, someterlo a crítica, y cambiar lo que no está bien. Hoy en día la izquierda main-stream va en ese plan, pero saltándose el análisis y la crítica racional, recurriendo a ese libro de estilo prefabricado. Gracias a él se confunden la equivalencia con la igualdad, la naturaleza con la represión, y el respeto con la tolerancia; igual que los fachas confunden la moral con la opinión, la ley con la tradición, lo bueno con lo normal y la familia con su familia.
No sé si en Alemania –o en el mundo anglosajón, donde también se utiliza– hay corrientes de cuasipensamiento que reclamen la eliminación de kindergarten (guardería) del vocabulario, por no tratar a los niños (kinder) como si fuesen algo así como un manojo de nabos que uno planta en el jardín (garten). Aquí sí va a pasar de aquí a un par de años, o esa sensación tengo a juzgar por lo que he escuchado estos días en crónicas y tertulias. A saber qué dirán cuando corra la voz de que mujer viene del latín mulier, -eris, cuyo origen indoeuropeo está arraigado en conceptos como “blando”, “flojo” o “débil”. Fijo que propondrán que eliminemos la palabra mujer del castellano, por perpetuar estereotipos sexistas... o algo así. Amosnomejodas.
Reciclo un minipost antiguo en el que linkaba una lista de cogorzas televisadas sacada de Cracked.com. Quito unas, añado otras y ya tengo post, que ha llegado el verano y el blog me da calor. Además, si las teles pasan material que todo el mundo ha visto ya, por qué no lo voy a hacer yo.
Empezamos con Crispin Glover puesto hasta las patas de algo que le hace querer chutar la cabeza de David Letterman con sus botas de plataforma. Quizá estuviera intoxicado con la misma sustancia que le llevó a pasar de hacer Regreso al Futuro 2. Aunque no le culpo: aquella película fue mucho mejor sin él, y, gracias al globo que lleva en este vídeo, quedó claro para todo espectador serio que Letterman es un insecto despreciable –nunca pierdo oportunidad de insultarlo– incapaz de sacar partido de la situación pero digno de ser abucheado por su propio público.
Vean a Scott Stapp, cantante y afanoso candidato a ídolo de masas. Por si no tienen ustedes el placer, este tipejo era el frontman de Creed, hasta que sus compañeros de banda le dieron una patada en el culo por pesao y por meapilas. Acerca de todo eso despotrica en el vídeo. (Si tienen curiosidad, escuchen a sus ex-compañeros hacer mejor música con otro cantante y bajo otro nombre: Alter Bridge.)
Aquí tienen la razón por la que James Brown se sentía tan bien: estaba mangao perdido. Lo demuestra este intento de entrevista televisiva en la que prácticamente sólo responde usando los títulos de sus canciones y una despreocupada selección de frases de las mismas.
-¿Cómo empezó todo?
-Living in Ameeeeeerica.
Por si acaso queda alguien que no lo haya visto, David Hasselhoff tratando de comer una hamburguesa para bajar la turca masiva que lleva encima... y todo delante de su hija, que es quien graba las imágenes hablándole como los niños inteligentes suelen hablar cuando tienen padres imbéciles. En resumen, este vídeo debería ser la próxima campaña del gobierno contra el alcoholismo. Si quieren ver al Hoff hacer el ridículo estando sobrio, aquí pueden.
Éste sí lo ha visto todo el mundo, pero nunca suficientes veces. El nacimiento de una estrella: Fernando Arrabal luciéndose, cocreta perdido, en un programa de Sánchez-Dragó, hablando del milenarismo, cojones ya, que el milenarismo va a llegaaaar. En este vídeo, una de las frases más grandiosas que jamás dio nuestro idioma: “No te sientes en la mesa, que la tiene que sujetar Campillo, si no se vence”.
Observen el colapso de una supernova. Orson Welles, durante su hundimiento, intentando anunciar una marca de champán francés. Yo sufro por el pobre director, y admiro a los dos actores aguantando la risa, imagino que echando mano para ello de su sentimiento de vergüenza ajena.
Para terminar, un bit muy cachondo que han hecho alguna vez en el programa de Craig Ferguson, y que según tengo entendido Buenafuente ha plagiado ampliamente. Miren lo que puede conseguir uno ralentizando las declaraciones de un idiota: