Cracks de la Comedia (3). Sarah Silverman
Mi próxima invitada es donde meto el pene mientras pienso en Pamela Anderson.Jimmy Kimmel.........................
En cierta ocasión David Spade le dio un pequeño consejo a Alec Baldwin antes de una de sus noches como host de Saturday Night Live: Explota tu apariencia –le dijo– en el mundo del cine eres un tipo atractivo, pero en el mundo de la comedia estás increíblemente bueno. En efecto, por algún motivo nos cuesta más reírnos con una persona deseable que con un tipo feo o calvo o gordo o subnormal. Si añadimos que la comedia, como casi todo, es territorio de varones heterosexuales, nos podremos hacer una idea de lo chungo que lo tiene una chica guapa para llegar a algo en el único negocio del mundo en el que las feas lo tienen más fácil.
Las strippers deberían ser modelos de conducta para las niñas, aunque sólo sea porque se depilan el ojo del culo.
Aquella noche el show de Baldwin comenzó con un monólogo para el que se había traído a su propia tía buena: Kim Basinger, que entonces era su esposa, hacía un cameo con ocasión del día de San Valentín. Mientras tanto, a medida que el ambiente bullía como nos cuenta Studio 60, en algún rincón del estudio 8-H del edificio de General Electric en Rockefeller Plaza, una tímida muchachita judía de New Hampshire lloraba sentada en un rincón, con las rodillas apretadas contra el pecho para dar calor a las últimas migas de amor propio que le quedaban en el corazón. Aunque seguro que a la tercera línea de texto de Baldwin ya estaba cocida, puteando a alguien o metida en un guardarropa tirándose a un cómico sin talento (para el caso, Colin Quinn).
El otro día fui con mi novio a ver Brokeback Mountain. Es tan bonita... Aunque mi novio tuvo que cerrar los ojos en la escena de sexo gay. No es que sea homófobo ni nada; es que con los ojos abiertos no consigue correrse.
Ésa es Sarah Silverman, amigos. Una hermosura de 36 años, puñetera, ácida, cruel y despiadada, cuyo mayor atractivo es que desprende inteligencia por los cuatro costados. Está a tiempo de ser la representante del legado de Lenny Bruce en su generación, y eso es, créanme, una de las cosas más agradables que se le puede decir a una cómica como ella.
Ha ido subiendo de actuación en actuación hasta aparecer varias veces en el Tonight Show, algo que históricamente ha sido un espaldarazo definitivo a la carrera de cualquier cómico, y a ser invitada obligada en toda gala cómica que se precie. Como muestra de haber llegado alto, ha sido la presentadora de las últimas galas de los MTV Movie Awards y los Independent Spirit Awards. En 2001 hizo una aparición en el programa de Conan O’Brien (candidato serio a un post en esta serie) por la que le llovieron las hostias de la comunidad bienpensante norteamericana, especialmente de los gloriosos centinelas raciales. Se le ocurrió usar la palabra chink, término despectivo para la raza asiática, una especie de “amarillo” a la misma altura que el prohibidísimo nigger de los afroamericanos, en un bit que precisamente ridiculizaba el racismo inconsciente.
Hacemos coñas con los enanos porque no nos dan miedo. Tengo un bit en el que uso la palabra nigger, y hace poco actué en Virginia, y en primera fila había una mesa llena de negros. Bueno, creo que eran afro-americanos. El caso es que no me atreví a decir la palabra, porque me daban miedo. Al final lo cambié a chinks.
Aquella noche dijo que para librarse de servir como jurado popular en un juicio alguien le recomendó incluir en el impreso reglamentario un comentario xenófobo, tipo “odio a los amarillos”. Pero ella no quería parecer racista, así que puso: “adoro a los amarillos”. Hubo tantas protestas de los grupos de presión asiáticos (?) que Sarah terminó por excluir ese bit de su repertorio. No por no ofender, qué carajo, sino porque a esas alturas todo el mundo se lo sabía de memoria.
Me sacaron en todos los periódicos pintándome como una racista. Y me dolió, como judía. Como miembro de esa comunidad estoy preocupada por si los judíos estamos perdiendo el control sobre los medios.
Y es que el concepto de distinción racial es posiblemente la piedra angular del act de Sarah. No ha dejado títere con cabeza, empezando por su propio arquetipo racial, el que arrastra la herencia del Holocausto. Tiene un bit estupendo en el que llama la atención sobre lo parecidos que son un negro joven y un judío viejo,
y en otro espectáculo dijo que si en la Alemania de los años 30 hubiese habido negros, el Holocausto nunca habría sucedido... por lo menos, no a los judíos.
Los nazis son unos hijos de puta, pero de pequeños son encantadores.
No hay forma de saber si dice la verdad, pero ella siempre ha intentado dejar claro que el objetivo de todas sus puyas raciales es el propio racismo; que sus bits no son racistas, sino que hablan del racismo.
Mi personaje en el escenario es yo misma, añadiendo una mezcla de ignorancia y arrogancia. Creo que es un reflejo de lo que es nuestro país.
Otro de sus temas es el sexo, especialmente en sus variantes más heterodoxas. De hecho, el adjetivo más ajustado para definir el enfoque que Sarah Silverman le da a la comedia sexual es masculino. Los elementos pornográficos más ligados a la mentalidad del varón están cuidadosamente mezclados con la ruptura sistemática de todos los tópicos que tienen que ver con la asociación amor-sexo y con el concepto moderno de Romanticismo.
¿No sería romántico si te corrieras en la cara de tu novia y escondieras en el semen un anillo de compromiso? ¿No sería romántico?
El mejor ejemplo de ese humor sexual casi pornográfico, adoptando como punto de vista el cliché masculino, es este bit:
En un sangriento espectáculo en homenaje a Hugh Hefner celebrado en 2001 conoció a su actual pareja, Jimmy Kimmel, un cómico aceptable aunque sin demasiado carisma, que, aun estando muy por debajo del talento de su novia, ha funcionado muy bien con ella en alguna ocasión en el papel de lo que por allí llaman un sidekick, una especie de escudero cómico que da el pie a los chistes y colabora en su ejecución. De hecho, hasta hace poco, cuando Sarah no estaba de gira, solía colaborar en los guiones del talk-show nocturno que presenta su novio. Enlazo de refilón un video de una sección descacharrante que hacen cada semana en Jimmy Kimmel Live llamada Censura Innecesaria, en el que podréis ver a glorias televisivas como Mr. T, Fred Rogers y el llorado Steve Irwin, ahí es ná.
Mi novio es medio negro. Dios, qué pesimista soy siempre. Es medio blanco.
Sarah va prosperando, y poco a poco va consolidando sus talentos en productos con mayor entidad mediática que sus espectáculos de comedia en vivo o sus apariciones en programas como los de Conan, Jay Leno o su novio. Últimamente ha hecho Jesus Is Magic, su primer largometraje propio después de sus papelitos aquí y allá, y que por desgracia no cuajó demasiado. Una de sus piezas musicales:
I love you more than bears love honey
I love you more than jews love money
I love you more than asians are good at math
I love you even if it’s not hip
I love you more than black people don’t tip
I love you more than Puerto Ricans need baths
I love you more than girls love dolls
I love you more than dogs love balls
I love you more than the white stuff in a zit
I love you like Gary Busey
I love you more than dykes love pussy
I love you more than my after-show monster-bong hit
Jewish people driving German cars
Jewish people driving German cars
Jewie people buying German cars
What the cock is that shit?
But maybe it's like take back the night
Maybe it's like how bleeding hearts grow old and swing to the right
Maybe it’s like when a faggot calls himself a faggot
Jewish people driving German cars
Is the opposite of FUBU
But maybe it's Patty Hearst siding with her kidnappers
Maybe it's South African miners killing diamond wearing gangsta-rappers
Maybe it's like when black guys call each other niggers
También recibió el encargo de Comedy Central de hacer una serie sobre ella misma, o mejor dicho, sobre su personaje cómico. El resultado es The Sarah Silverman Program, cuya primera tanda de seis episodios ha funcionado bastante bien y ha sido premiada con otros catorce para este otoño. Su momento cumbre está en el s01e05, cuando Sarah se acuesta con el mismísimo Dios Todopoderoso, encarnado en el cuerpo de Tucker Smallwood, que no me digan que no es un nombre cachondo para un neg... afro-americano.
Últimamente he descubierto que mi familia proviene de un pueblecito en Rusia que fue arrasado por los mongoles en la Edad Media. Llegaron, saquearon el lugar y violaron a todas las mujeres. Así que supongo que soy medio mongola. Me gusta pensar que en algún momento, mientras mi tátara-tátara-tatarabuela era violada por un mongol, ella estaba tranquila pensando: “algún día esto será gracioso”.
¡Cha-cha-chá!
En el fascículo anterior, The Lonely Island.