16 de mayo de 2006

El Enterao (III)

Existe un mal genético del enterao que se conoce como polillismo o, en algunos círculos, ojo de primo. Esta denominación puede parecer un pésimo chiste del autor, pero no. Viene a cuento de la predilección casi ciega que el afectado siente por los “originales” (él los llamará clásicos) o las primeras versiones o entregas.
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El polillero siente una total desafección hacia las segundas y sucesivas partes de películas, por mucho que éstas le interesasen en su momento. La suspensión del juicio tiene lugar en el mismo momento en que el paciente recibe la noticia de que se está produciendo un remake o secuela (la validez de este término está rebatida; le da por culo a la Academia de la Lengua, y nos congratulamos por ello), de tal manera que en el momento del estreno la recibe con total insensibilidad. Tras el visionado, el enterao puede experimentar desorientación, urticaria y convulsiones, aunque por lo general sus síntomas se reducen a náuseas y vómitos, y paranoia. Los expertos no acaban de ponerse de acuerdo, pero se ha observado en una cierta porción de los casos un sentimiento de disgusto relacionado con la ilusión de haber sido engañado, o tomado por imbécil. Curiosamente, ninguno de los especimenes analizados pareció notar que si entró en el cine fue por su propia voluntad.

Señas inequívocas son la defensa de la primera entrega de “Alien” en detrimento de la segunda, la reivindicación de J. Lee Thompson por “El Cabo del Terror” (estableciendo una amnesia somática para omitir obras suyas como “Justicia Salvaje” y “Yo soy la Justicia II”), o, en casos de mayor alcance, el desprecio automático por “Drácula de Bram Stoker”.

Mención aparte merecen las cepas llamadas de enteraoísmo trasgresor o recontrapolillismo, en el marco de los cuales se han descrito casos de defensas entusiastas de “Psicósis” de Gus Van Sant.

Por desgracia, es éste un mal muy extendido en el común de los aficionados, pero rara vez diagnosticado en su latencia, que el enterao suele acarrear desde el nacimiento. Sus síntomas son sutiles, pero si se descuida puede ser el desencadenante del proceso viral que transforma al cinéfilo en cinéfalo. Estad alerta, y en caso de brote librad al sujeto de su sufrimiento con extremo prejuicio.
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Continúa en... sí, El Enterao (IV).

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Eh, que a mi me gusta tanto Luna nueva como Primera plana! Lo que pasa es que aún no me he puesto a ver Interferencias.