5 de mayo de 2007

El fraude Shyamalan

Desde que vi La Joven del Agua tengo pensado un post pajamentalero que divague sobre la alegoría torpona y petulante que esa película tiene detrás. Estos días el Doctor Mentalo anda repasando la misma película en su blog, y me pregunta en los comentarios qué es lo que me decepciona de las primeras películas de Shyamalamadingdong. Veamos.

El Sexto Sentido me parece una peli estupenda, de jugón, un guión de los de prestidigitador, como los de Sospechosos Habituales o Saw –salvando las distancias, como siempre–, que rondan esa línea que separa el truco de la trampa. La habilidad que tenía M. Night para crear atmósferas como director, desplegada en El Sexto Sentido y El Protegido, –habilidad que en mi opinión ha perdido por completo– hizo el resto del trabajo.

El secreto de la magia de cerca, y una película no es otra cosa, consiste en que cuando llegue el momento clave en torno al cual se sostiene todo el artificio, el espectador esté mirando a la otra mano. Cuando se escribe uno de esos guiones centrífugos, con un momento clave del que brota toda la historia, el mago debe cumplir un requisito que no todos cumplen: tener dos manos. M. Night Shyamalan no es René Lavand, y no sabe hacer trucos a una mano sin hacer trampa.

Los thrillers con final sorpresa, esos guiones que tienen un punto central no lineal en torno al que se sostiene la ilusión, funcionan por un mecanismo: el punto clave genera dos historias paralelas, como hacía el almanaque de Regreso al Futuro 2. La naturaleza cronológica del cine impide que se nos cuenten las dos a la vez –a la vez no es en montaje paralelo– y por lo tanto el guionista escoge una de las dos vías. El coup de théâtre final estriba en el descubrimiento de que estamos en la línea argumental hipotética B cuando creíamos estar en la A: Verbal Kint no estaba diciendo la verdad, Zepp no era el asesino, sino otra víctima, y Bruce Willis no sobrevivió al disparo. Digo que ese truco de cartas sólo se puede hacer si uno tiene los dos brazos, si las dos vías argumentales, en efecto, pueden existir, al menos desde un punto de vista lógico. La historia alternativa en la que hemos estado sin saberlo tiene que tener un lugar en la lógica interna de la historia. Y para ello no puede haber lagunas ni omisiones reales, sino sólo aparentes. Siguiendo con el ejemplo del mago, el truco no vale si la carta que has hecho desaparecer es el trece de picas. Como ejemplos de esta imposibilidad lógica se me ocurren dos buenos guiones: Ciudadano Kane y Terminator, ambos construidos en torno a puntos clave (Kane murmurando “Rosebud”, y la mera existencia de John Connor) que esconden una absoluta imposibilidad lógica que de ser reparada haría que la película entera desapareciese como desaparecen de las fotos los familiares de Marty McFly.

Shyamalamadingdong hace trucos con barajas incompletas, y eso no es legal. Si le obligásemos a poner todas las cartas encima de la mesa, no tendría más remedio que contarnos cómo coño pasa Bruce Willis los meses entre la noche en la que le disparan y la mañana en la que conoce al pequeño Cole. Sin ducharse, sin cambiarse de ropa, sin comer ni dormir, sin hablar una sola palabra con nadie, sin ver su casa llena de familiares sollozantes y coronas de flores y sin escuchar un contestador automático petado de mensajes de pésame; o cómo se las apaña Samuel L. Jackson para provocar decenas de catástrofes en decenas de sitios del mundo sin ser pillado, todo desde una silla de ruedas y con una salud tan delicada que si estornuda se rompe la rabadilla. Todo eso se nos escamotea como si se nos quitasen todos los números del palo de tréboles, a ver si cuela. Porque si no se pasa de puntillas sobre todo eso, no hay película. La parte escamoteada de Sospechosos Habituales (Keyser Sozé organizando el cotarro en la sombra) no contradice en ningún momento el relato de Verbal Kint, sino que lo reinterpreta. En Shyamalan, las partes omitidas se dan de hostias con las que se nos enseñan.

Después de El Sexto Sentido, M. Night hizo... El Sexto Sentido. Otra vez. El Protegido es un remake encubierto, con un par:

Un personaje traumatizado

Bruce Willis, psicólogo fracasado | Samuel L. Jackson, huesos de cristal

concentra sus esfuerzos en ayudar a un personaje con un don sobrenatural,

el niño, que en ocasiones ve muertos | Bruce Willis, un superman

que vive puteado por su don y amargándole la vida a su familia,

la madre, histérica perdía | la mujer y el hijo

hasta que logra controlar su poder y usarlo para hacer el Bien

la niña envenenada | la familia secuestrada

provocando la redención del personaje que le ayuda;

Bruce cura al paciente | Samuel L. Jackson conoce a un superhéroe real

en el final sorpresa descubrimos que la naturaleza de este personaje es la contraria a la que suponíamos:

Bruce Willis está muerto | Samuel L. Jackson causaba los accidentes.

Si esto no es para ser escéptico, como mínimo, ustedes me dirán. Pero insisto: le reconozco a Shyamalan el mérito como creador de atmósferas y de personajes; especialmente en El Protegido veo un refinamiento visual con respecto a las otras, y por encima de todo un tempo y un sentido de la narración muy personales, aunque esto no es siempre bueno.

Yo creo que fue aquí cuando alguien le dijo que era un cineasta excepcional y él se lo creyó. Señales la vi con bastante poco interés y perdí por el camino el que me quedaba. Me parece curiosa la premisa de la invasión extraterrestre de género, tradicionalmente metropolitano y elitista (científicos, presidentes, etc) desde el punto de vista contrario al habitual: una granja en el culo del mundo. Pero me parece que se recrea vanamente en su estilo, y le encuentro poca recompensa al esfuerzo de paciencia que me pide como espectador; un aburrido “ya verás, ya” cuya recompensa es... un tío haciendo el moñas con traje de extraterrestre, ¡y fuera de foco!

El Bosque –algún cretino en la distribuidora quiso cambiar el título The Village a su elemento antagónico... como si Star Wars se titulase en España Tardes Tranquilas en Dagobah– creo que es el mismo fracaso. Si Señales era una premisa interesante asfixiada por un exceso de autocomplacencia, El Bosque es una metáfora potente –un país, Estados Unidos, aislado del mundo por el terror infundido en la población por sus líderes, donde los Rojos están vetados, bla, bla, bla– ahogada por lo mismo: un cineasta que cree que su punto de vista personal y su estilo único suplen con creces cualquier necesidad de una historia realmente bien construida, sin trampa y sin cartón. Como Lynch. Como Almodóvar. Como González Iñárritu.

Sobre La Joven del Agua ya me explayaré otro día que me aburra. Si me pongo en modo crítico gafapasta más de 25 minutos seguidos me sale urticaria y empiezo a dudar de mi sexualidad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Vania

Eres hábil pero creo que Shyamalan explica razonablemente bien que Malcom (Psicólogo Willis) vive en un universo paralelo donde él mismo "no quiere ver determinadas cosas". Si es capaz de meterse en un sótano cerrado creyendo que puede seguir trabajando en su antiguo estudio, se entiende que no vea u oiga muchas de las cosas que le deberían advertir que esta muerto. El niño repite varias veces aquello de "no saben que están muertos".

Donde no has estado tan hábil ha sido con Elijah. Sólo comete tres atentados y cuando los comete no va en silla. De hecho, las vemos incluso filmadas en vídeo.

En cuanto al paralelismo que has encontrado entre el Sexto sentido y El protegido... es muy bueno y me ha divertido bastante. Lástima que las motivaciones de los personajes son bastante diferentes y el giro desequilibra la analogía. En "El protegido" el giro convierte a Elijah en un super-villano que lo ha preparado todo desde el principio mientras que en "El sexto sentido" Malcom y el pequeño Cole, terminan por ayudarse el uno al otro (la naturaleza de Malcom no ha cambiado -él no ha manipulado a nadie y sigue siendo bueno-). Pero muy bueno todo lo demás.

Saludos.

P.D: No defiendo ni mucho menos a Shyamalan y entiendo perfectamente esas decepciones. Sin embargo, a mi, incluso en Señales y El Bosque me cautiva, me engaña. Aunque sería más preciso decir que me dejo engañar. No puedo evitar ser benevolente con las historias de género (terror y/o sci-fi) que quieren sorprenderme.

TioVania dijo...

Caray, Dr. Tienes razón, la obra terrorista de Elijah es mucho más modesta de lo que recordaba; pero eso no resuelve los problemas de morro de Shyamalan.

Si algo no le falta, es inteligencia. A lo mejor es deformación de guionista, pero creía que saltaba mucho más a la vista que lo de que los muertos sólo ven lo que quieren ver es el típico parche de cuando uno llega al tercer acto y le quedan demasiadas piezas por colocar. Si lo piensas, es un comodín perfecto, y a quien deja en muy mal lugar es al público. Lo que realmente quiere decir esa justificación barata es lo que Shyamalan piensa en realidad: que es EL PÚBLICO quien no va a ver lo que él no quiere que vea.

Ese recurso facilón, que Syd Field mencionaría en la página 12 de sus manuales si alguna vez se hubiera enfrentado de verdad a un guión, es el equivalente al Libre Albedrío en la Biblia. Un parche ilógico que uno coloca cuando la historia tiene un punto ciego; el pegamento que le echas al castillo de naipes, porque si no se te cae.

El tema del contacto físico en El Protegido tiene una labor parecida; por algún motivo David sólo empieza a usar ese poder cuando a Night le sirve, porque al llegar al final necesita una vía rápida para suministrarte una información-comodín como la del párrafo anterior. El hecho de que se nos muestre a Elijah en los sabotajes (puede que recuerde mal, pero no están "en vídeo", sino que la puesta de cámara pretende imitar la de una cámara de vigilancia, corrígeme si me equivoco en esto también) no resuelve la trampa. Se le veía saliendo de una locomotora, ¡como si eso fuese suficiente! ¿Qué ha hecho, cortar el cable del freno? ¿Es una locomotora de un cartoon de la Warner, o qué? Me recuerda a una trampa parecida, aunque bastante más descarada: si recuerdas "El Silencio de los Corderos", tu colega el Dr. Lecter se fuga empezando el tercer acto. ¿Cómo se nos justifica? Plano de Lecter, esposado hasta las cejas; contraplano: un boli sobre su cama; plano: Lecter mirándolo con lascivia. Con dos cojones. Nadie nos cuenta cómo coño hace el resto. Eso es de tarjeta amarilla, por lo menos.

De todas formas, reivindico tu posdata. Uno va a al cine a que le cuenten mentiras, aunque hace falta un poco de porfavor y de "ética del mago". Fíjate que el post califico a tres guiones tramposetes como buenos... disfruté mucho con las tres películas.

Saludos.

Anónimo dijo...

siempre me gustó mas "Fight Club" que "El sexto sentido" (la qual me parecio una gran gilipollez, sobretodo si uno iba al cine después de ver ese trailer del crio diciendo: "en ocasiones veo muertos"........
Shyamaalan siempre me ha parecido un director que se equivoco de década (al igual que muchos otros como Garcí o Bogdanovich, etc...). viven en otro mundo. se piensan que el cine se paró en cierto punto de los años 50-60. que todo lo de después fue a peor. las pelis de Shyamalan funcionarian muy bien en esa época. Diós tengo que hacer una peli de invasiones de ETS y no tengo presupuesto: "Señales". todas sus peliculas funcionan así. como si los FX no existieran. como si Harryhaussen nunca hubiera existido. como si ILM fuera una especie de grupo terrorista anti-cine. a estas alturas uno puede imaginar cualquier mundo y plasmarlo en celuloide (http://www.imdb.com/title/tt0366780/)........las pelis de Shyamalan raramente logran pasar el cuento rápido. "La joven del agua" podría haver sido una gran pelicula (como casi todas las suyas, podrían haver sido). si alguien como Miyazaki hubiera cogido esa hidtória la abria llenado de lugares e imagenes poéticas; de personages con alma y con un ritmo endiablado (¿por que cojones todo el mundo le sigue el rollo a un jodido conserje de 3ª?¿.......ya, sino no hay peli.....)....

El Gran C dijo...

Creo que la clave del, llamémoslo deterioro argumental, de las historias que explica Shyamalan está precisamente en su cada vez mayor concentración en su faceta de director que en la de guionista.
Si bien, yo también estoy con usted en que sus historias recientes no funcionan tan bien como sus primeras películas, no puedo sino confirmar que su forma de encuadrar, mover la cámara, dirigir actores y montar (especialmente la música) de sus películas es sobrecogedora. Tal vez Shyamalan se ha convertido en un vendedor de humo, pero lo vende como Dios.

Anónimo dijo...

Hola a todos.

Encontré este blog de casualidad y de casualidad encontré a alguien que habla de manera moderada sobre Shyamalan.

Creo que doctormentalo describe perfectamente lo que es el cine de terror o ciencia ficción. Para empezar son dos géneros que por su propia naturaleza son irrealistas. Esto quiere decir que uno va al cine sabiendo que va a ver algo distinto de lo que vive en la vida real, y achacar que tiene fallos de credibilidad pues me parece una contradicción del propio espectador, no de la película en sí. Es como ir a ver una actuación de un ilusionista y salir diciendo "Já, menudo gilipollas, se creerá que nos tragamos sus trucos!" Si queréis cine realista 100 % pues ir a ver el de Almodóvar, claro reflejo de la realidad: transexuales, drogadictos y escenas escatológicas.

También me hacen mucha gracia los críticos de cine, o aspirantes a ellos. No hay nada más fácil que atacar una obra, y eso es un axioma. Está muy bien nombrar a Syd Field y la página 12 de sus manuales pero... a ver qué coño haces tú con esos manuales y un presupuesto multimillonario. Seguro que no tiras de pegamento de castillo de naipes o parche ilógico. ¿No os dáis cuenta de que el mundo de la crítica es un negocio? Si todos los críticos saben tanto, ¿Por qué ostias no hacen ellos el Padrino?


A joanarcaic le diré que si se quedara a ver los créditos de Señales descubriría que los efectos especiales son de Industrial Light & Magic. De todas formas por eso existen las películas porno y las eróticas. Porque a unos les gusta verlo todo y bien y otros disfrutan con la insinuación.


Por último me uno a darkhalf en el tema de las BSO. Si las películas de Shyamalan son lo que son es en parte por su música. Y si a alguien le preguntas por alguna que le guste y te dice que la de Gladiator es su preferida seguramente sea porque no conoce ninguna. James Newton Howard es uno de los grandes de la música y lo que hace en las películas de M. Night todavía no está reconocido.



Concluyo diciendo que el cine lo ven los ojos y los oídos de cada espectador, y como luego todo eso pasa por su cerebro pues el resultado es tan variopinto como el que vemos aquí.



De lo estoy seguro es de que para ver las mierdas que pasan en nuestra sociedad mediocre en una película de Almodóvar me voy a una de Shyamalan y me evado de nuestra triste realidad. Un saludo a todos.